El patinador japonés y escultor autodidacta Haroshi utiliza viejas tablas que han terminado su vida útil reciclándolas en esculturas pop en una técnica única.
La madera de varias tablas se tiñe y pega, lo que produce la distintiva apariencia rayada de sus esculturas, además de su colorido. Las tablas, al ser pegadas juntas y esculpidas después, pueden tomar la forma de animales, calaveras e incluso una telecaster de Fender, una guitarra que en su vida pasada fue patineta.
Y es que para Haroshi las esculturas no pueden olvidar su pasado como tablas rodantes. En su sitio podemos leer que para él "sus piezas artísticas son iguales a sus patinetas, lo cual significa que son su vida misma. Son su herramienta de comunicación tanto con él mismo como con el mundo exterior."