El ministro de salud de Japón, Norihisa Tamura, afirmó el viernes pasado que presentaría pruebas de que una decena de grandes industrias farmacéuticas utilizaron datos falsos en un enorme estudio para mejorar el diagnóstico de la Enfermedad de Alzheimer, entre las cuales se cuentan Novartis y Pfizer.
Las autoridades sanitarias del país nipón interrogarán a los investigadores del estudio (que costó $28 millones de dólares), así como a farmacéuticas como las citadas, además de Bristol-Myers Squibb, Takeda Pharmaceutical y Astellas Pharma, además de unos 40 hospitales y organizaciones médicas.
Las acusaciones se hacen días después de que el ministerio de salud de Japón interpusiera una demanda criminal contra Novartis por la excesiva publicidad de Diovan, un fármaco popular para controlar la presión sanguínea.
Según un diario japonés, las autoridades están en posesión de evidencias que implican que tanto los investigadores como las organizaciones médicas trataron de falsificar información. Pfizer hasta ahora es la única que se ha deslindado públicamente.
Estos datos que habremos de seguir muy de cerca nos ponen sobre aviso nuevamente sobre las verdaderas razones por las que las grandes compañías invierten recursos en la promoción de fármacos: no es una cuestión de salud sino un negocio que lucra con la vida y los cuerpos de millones de personas alrededor del mundo.