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David Lynch acaba de presentar en Londres su nuevo libro de fotografía: 80 imágenes en blanco y negro tomadas entre 1980 y el año 2000 en Berlín, Polonia, Nueva York, Nueva Jersey, Los Angeles e Inglaterra. Estos sitios fueron sets de películas como El Hombre Elefante y Cabeza Borradora (donde captura esta estética desoladora e industrial en blanco y negro) o, más recientemente, Inland Empire.
Lynch tiene una formación previa como pintor y ha experimentado numerosas disciplinas artísticas, como la música y el diseño. Su fascinación por los intersticios de la cultura y de la realidad, los márgenes sombríos en los que lo inexplicable puede suceder o donde aguarda una epifanía poética es parte de su obra cinematográfica y resuena con su visión fotográfica obsesionada por las fábricas y los lugares abandonados.
"Me encanta la industria. Pipas. Amo el humo y los fluidos. Amo las cosas hechas por el hombre. Me gusta ver a las personas trabajando duro, y me gusta ver los desechos y la miasma", escribe Lynch en el libro.
Esta misma obsesión estética es captada en un raro comercial filmado por Lynch en contra de una epidemia de ratas en Nueva York, que puede verse aquí, como complemento a estas fotografías. Uno puede imaginar a Lynch, fanático de la meditación trascendental, en caminatas por los suburbios y arrabales haciendo una meditación estética, una especie de sueño ambulante, recogiendo material para sus futuras películas en un teatro de memoria.
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