Aun sin contar con estadísticas precisas, parece fácil colegir que el AK-47 (conocido popularmente en México como “cuerno de chivo”) es el arma que más muertes y heridas ha provocado desde su invención, en 1946, por el ruso Mijaíl Kaláshnikov.
El nombre de Mijaíl Kaláshnikov resonó hace unas semanas por su muerte, ocurrida el pasado 23 de diciembre, y ahora vuelve a surgir al darse a conocer una carta que escribió un año y medio antes de su deceso, a poco de haber cumplido 94 años, en la que el hombre se arrepintió de legar al mundo un instrumento tan letal y que tanto dolor había provocado.
Kaláshnikov dirigió la misiva a Cirilo I, patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, a quien recurrió para aliviar el cargo de conciencia que le provocaba su invención; su difusión comenzó en el diario Izvestia, que reprodujo el texto que no fue manuscrito, sino mecanografiado en una computadora.
La BBC, por su parte, tomó algunos fragmentos, que son los que ahora compartimos:
Mi dolor espiritual es insoportable. Sigo haciéndome la misma pregunta sin resolución: si mi rifle le quitó la vida a personas, ¿podría ser que yo, un creyente cristiano y ortodoxo, sea culpable de esas muertes, aun cuando fueran enemigos.
Entre más vivo, más esta pregunta se adentra en mi cerebro y más me pregunto por qué el Señor permitió al hombre los deseos diabólicos de la envidia, la codicia y la agresión.
Mi meta era crear armamento para la protección de las fronteras de mi patria.
No es mi culpa que el Kalashnikov fuera utilizado en muchos sitos con problemas. Creo que la culpa de eso la tienen esos países y no los diseñadores.
Con todo, es posible que Cirilo I le otorgara algún tipo de absolución, pues un portavoz del jerarca aseguró que cuando las armas sirven para defender la patria, la Iglesia Ortodoxa apoya a quienes las crearon.