Metro y circo para el D.F.

El alza en el precio del transporte metro ha ocasionado resistencia entre muchos de los usuarios, quienes consideran que pagar más del 60% de lo que pagaban antes resulta excesivo.

El Gobierno del Distrito Federal ha justificado su decisión con la elaboración de una encuesta en la que asegura que los ciudadanos aceptaron el incremento. También ha hecho explícita la urgente necesidad de mejorar los servicios, porque de acuerdo con su propio informe,  desde el 2007 se han triplicado las fallas en trenes, de modo que al menos tres de cada siete quedan fuera de circulación cada día. 

No cabe duda de que el metro requiere una inyección importante de recursos, que sea constante y permita su eficiente mantenimiento. Lo que causa reacciones opuestas es que el precio no se eleva poco a poco, sino que de un día para otro el usuario debe pagar más de la mitad por un viaje.

Hay varios elementos interesantes para revisar a partir de este hecho. Podemos comenzar con las protestas que se han llevado a cabo en al menos 10% de las estaciones, y que a pesar de no ser muy representativas, causan reacciones en los medios y revuelo en las redes sociales. Inteligentemente, el gobierno del Distrito Federal ha establecido excepciones para los usuarios que no cuentan con recursos suficientes que les permitan solventar el incremento. Pero muchos de quienes están enojados con la decisión han preferido saltar el torniquete y convocar a otros a saltarlo también (#posmesalto). A partir de estas acciones, el Secretario de Gobierno de la ciudad, Héctor Serrano, se ha reunido con varios de los grupos de manifestantes para informarles cómo funciona la tarjeta de apoyo a jóvenes y personas con discapacidad. Hasta ahora, los anarquistas no han querido reunirse con él y posiblemente seguirán manifestando su inconformidad brincando la entrada. 

Sin embargo, más allá de estas reacciones, es importante revisar el mensaje que un gobierno de izquierda envía a su ciudadanía con esta decisión. Recordemos que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que es quien gobierna la ciudad, consiguió un  incremento histórico en el presupuesto para el próximo año, ya que el Distrito Federal contará con 3.1% más de lo que recibía normalmente, lo que equivale a 4 mil 732 millones de pesos. Además, para 2014 habrá un incremento en el Impuesto Sobre la Nómina, el cual pasará de 2.5 a 3%, con lo que se prevé una recaudación de al menos mil 500 millones de pesos.

Con estos montos, vale la pena preguntarse si una parte de estos miles de millones de pesos, que ya recaudarán de nuestros impuestos, no deberían destinarse al metro para aminorar este incremento drástico.

Por otro lado, en estas fechas decembrinas, el gobierno citadino ha decidido continuar con su costumbre de ofrecer entretenimiento en algunas plazas públicas, instalando pistas de hielo con recursos públicos. Tan sólo la pista de hielo del zócalo requerirá una inversión de 6 millones de pesos. Sabemos que ese monto no representaría una inversión significativa para los servicios del Metro, pero el mensaje que se envía a la población resulta inconsistente. ¿No sería más congruente cobrar este tipo de espectáculos y espacios de esparcimiento a quienes deseen entrar? 

Otra de las contrapropuestas realizada por la asociación civil El Poder del Consumidor sugiere que los recursos destinados al mejoramiento del servicio del metro, deberían provenir de los automóviles privados, ya que son los que producen mayores costos a la ciudad. 

De modo que, a partir de la reforma fiscal, que implica un incremento a los impuestos de todos los mexicanos, el gobierno del Distrito Federal cuenta ya con un presupuesto más robustecido. Tiene además opciones creativas para recaudar recursos, a partir de quienes utilizan automóvil particular y vías alternas de movilidad. Podría incluso dejar de financiar espacios de entretenimiento, o cobrarlos,  para hacer uso de esas ganancias en las políticas públicas que sí son prioritarias para la ciudad. Sin embargo el gobierno #sesalta todas estas posibilidades.  

Las manifestaciones seguramente se irán minimizando y los usuarios se irán acostumbrando a pagar más por sus viajes en metro. Lo que debería modificarse sin duda, es el proceso de toma de decisiones para la obtención de ingresos y la priorización de gastos, que hasta ahora deja mucho que decir. 

Twitter de la autora: @maiteazuela

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