La tendencia del ser humano moderno parece ser primero mirar con cierto desprecio su entorno biológico, plantas y animales, y luego recapacitar un poco y revalorar la complejidad de estos seres considerados como evolutivamente inferiores. Generalmente consideramos a las plantas como seres relativamente simples, sin conciencia o inteligencia, que cumplen el importante servicio de producir oxígeno (para servirnos a nosotros), pero su complejidad podría sorprendernos. Se sabe popularmente que las plantas reaccionan a la comunicación de otros seres, sensibles al ambiente en el que viven, pero probablemente se ignore que las plantas también se comunican de manera inteligente entre sí, algo que la ciencia ha podido demostrar en los últimos años.
Estudios que se remontan a los principios de los 80 muestran que las plantas se comunican emitiendo señales químicas volátiles que viajan en el aire para avisar a otras plantas de un peligro (generalmente la presencia de insectos depredadores) para que éstas puedan producir anticipadamente químicos de defensa. Estos estudios habían sido desestimados o poco destacados, sin embargo, actualmente el investigador Richard Karban de la Universidad de California-Davies, ha hecho un recuento de 40 de 48 estudios científicos que confirman esta comunicación. Martin Heil, investigador del Instituto Cinestav Irapuato concluye: "Hay muy buena evidencia de que las plantas pueden de alguna manera percibir señales volátiles y responder con un mecanismo de defensa".
La comunicación de las plantas, según teoriza el investigador Ted Farmer, se da a partir de señales eléctricas, cambios en el voltaje del tejido de una planta son irradiados y recibidos por otras plantas a manera de alarma. Los genes involucrados en esta transmisión son análogos a los receptores de iones que usan los animales para transducir señales sensoriales en el cuerpo, es decir una especie de proto sistema nervioso.
Las plantas son maestras de la síntesis bioquímica y fabrican químicos que son usados como armas para hacer su follaje menos apetecible para los insectos. Hasta el momento todas las plantas que han sido estudiadas generan este coctel químico volátil. Algunas incluso crean una red de comunicación con los insectos. Cuando las plantas de tabaco son atacadas por orugas, despiden un químico en el aire que atrae insectos predatoriales que gustan de alimentarse de las orugas.
Tanto Farmer como Karban se preguntan por qué las plantas gastan energía para comunicarle a otras plantas, sus competidoras, una amenaza. Existe la teoría de que esta comunicación es en verdad un soliloquio, comunicación aérea para sus propias hojas. Pero también es plausible que las plantas, que no compiten entre sí más que a largo plazo, en ciertos aspectos colaboren y formen sociedades de interedependencia, algo así como un consejo de vecinos. Aunque evidentemente al hablar de la inteligencia de las plantas o de los animales tendemos a antropomorfizar, es posible que las plantas tengan un sentido de colectividad y se relacionen en redes. Quizás las plantas rompen nuestros paradigmas y en ellas el gen no es egoísta. Por otro lado nuestra misma definición de lo que son seres individuales podría ser discutida, y acaso en realidad las plantas son seres-ambientes parte de una ecología inextricable. Muchas especies quizás compartimos una comunicación similar a distancia, campos de información colectiva, señales que se transmiten y que no hemos decodificado del todo.
Sobre la inteligencia de las plantas, además, se ha descubierto que tienen una memoria activa, un sentido del tiempo y de la dirección en el espacio, responden al sonido y otras habilidades (pueden consultarse aquí).