“Helter skelter in a summer swelter.The birds flew off with the fallout shelter. Eight miles high and fallig fast.”
Bye,Bye Miss American Pie. Don Mc Lean.
Para Juan Manuel Vargas.V.
Ahora bien, para comprender mejor todo lo que sucedía en aquellos años, debemos contextualizarnos. La Guerra Fría era una contienda ideológica, política, militar y estratégica entre dos potencias, USA y la URSS con sus respectivos aliados, que inició al término de la Segunda Guerra Mundial. Entre otras cosas, se produjo entre una acelerada carrera armamentista, fue en 1962-1963 cuando la Guerra Fría llegó a su más intenso apogeo. La fallida invasión de Bahía de Cochinos y la Crisis de los Misiles en Cuba habían situado al mundo al borde de una guerra muy caliente, una guerra nuclear total entre las potencias. Tanto en USA como en la URSS los preparativos para una guerra así se tomaban cotidianamente y la población vivía bajo esta continua amenaza. Si algo caracterizó a la Guerra Fría fue el temor ocasionado por la certeza de que éramos capaces de matarnos, de suicidarnos en masa y que el apocalíptico final tan publicitado por las religiones estaba a nuestro alcance, ya que por primera vez en la historia contábamos con la capacidad tecnológica para hacerlo: se requería tan solo apretar unos botones, algo muy fácil. De unos cuantos golpes nucleares, podíamos llegar al Cielo en masa, siguiendo a pie juntillas el guión de la Biblia; y ya en el Cielo, Dios nos juzgaría.
Pero la Guerra fría no terminó en una guerra nuclear total, sino en este suicidio pospuesto en el que estamos todos embarcados. La situación de aquellos años sesenta, con la guerra nuclear a punto de estallar, me recuerda este diálogo de Samuel Beckett en Esperando a Godot:
“¿Qué hacemos?...nos ahorcamos?”
“No… todavía no… estamos esperando a Godot.”
Es obvio decir que en el territorio de las potencias contendientes todo esto se vivía intensamente, era el miedo a esta confrontación final que exisitía tanto en la población, como en los líderes, lo que justificó que los gobiernos hicieran uso de cualquier forma de control masivo disponible. Es por esto que la publicidad y la propaganda se volvieron fundamentales en los planes para uniformar y controlar las conciencias de los ciudadanos, para evitar la disidencia masiva e imponer sus políticas. En el caso gringo, al revés que en el soviético, la publicidad sirvió también para vender una gran cantidad de productos. Por eso, y porque las drogas tenían la capacidad para alterar y cambiar las mentes, los experimentos con LSD fueron aceptados y promovidos por ambos gobiernos.
Todo esto lo sabía Mary Pinchot Meyer, ya que había sido esposa de un influyente y condecorado oficial de la CIA, años antes de darse a las andadas con sus influyentes amigos de Washington. Mary Pinchot Meyer sabía que la CIA, por ejemplo, se había encargado de llevar a cabo toda clase de experimentos con LSD y lo había hecho ya con más de 7 mil soldados y oficiales del ejército y de la propia agencia, además de hacer experimentos con ciudadanos de pequeñas comunidades situadas en todo el país. Como se podrán imaginar, los experimentos de la CIA diferían radicalmente de las sesiones de Timothy Leary, ya que la CIA no les informaba a los soldados sujetos a estos experimentos que se les había suministrado una droga tan poderosa como el LSD. Y esta ignorancia de no saber, la falta de conciencia en un hecho así, provocó que muchos de ellos tuvieran muy malos "viajes", y que otros se volvieran locos o se suicidaran.
Por otro lado, el experimento de Mary Pinchot Meyer de “prender” en LSD a políticos influyentes y poderosos para así poder cambiar el mundo también falló, ya que el 22 de noviembre de 1963, 3535John Fitzgerald Kennedy fue asesinado por una conspiración en Dallas, mientras viajaba acompañado de su esposa. Ese día la democracia americana fue secuestrada por medio de un golpe de estado y reemplazada por lo que podemos llamar una “corporatocracia”. Desde ese momento, una compleja red, una verdadera “mátrix” de intereses entre las grandes compañías privadas de armas, acero, petróleo y demás, se esposó con los obscuros intereses de las agencias de inteligencia y seguridad, con los intereses de los mandos del ejército, de varios políticos cómplices, de los intereses de la mafia italiana, y juntos todos tomaron el poder, en lo que se puede llamar un perfecto e invisible golpe de estado, que se llevó a cabo en el país más poderoso del mundo. Son ellos desde entonces los que dictan y han dictado tanto la política interna como la externa del gobierno gringo. El “sueño americano”, el de un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo había muerto; la “Open Society” que John F. Kennedy proponía, también.
Obviamente, un día después del asesinato de Kennedy, una Mary Pinchot Meyer muy alterada y confundida se comunicó con su amigo y confidente Timothy Leary y le dijo textualmente: “Ya no lo podían controlar… estaba cambiando demasiado rápido… estaba aprendiendo demasiado y por eso lo mataron”. Mary Pinchot añadió: “A mí y a mis 8 amigas nos descubrieron "prendiendo" gente en Washington, ya que alguien nos traicionó, así es que mejor cuídate”. Timothy Leary se quedó pendejo después de estas revelaciones y se lanzó a un extraño viaje particular, puesto que se casó, se fue un año de luna de miel y después se divorció.
A mediados de 1965, el profesor e investigador Timothy Leary, que ya había sido expulsado de la Universidad de Harvard por todo el desmadre que traía con sus investigaciones y sesiones de LSD, y que también había sido expulsado de México mientras que su laboratorio de LSD fue destruido por el gobierno de Adolfo López Mateos, siguió con sus investigaciones con las drogas psicotrópicas en una vieja casona en Massachusets, financiado por varios psicólogos prominentes. Leary siguió “prendiendo” a más intelectuales, a activistas sociales como Jerry Rubin, o músicos como Jim Morrison, John Lennon y los Grateful Dead.
Pero el día llegó en que Leary se acordó de su amiga Mary Pinchot Meyer, y preocupado, se dedicó a buscarla por mar y tierra. Días después, descubrió tras varias llamadas telefónicas que su amiga y confidente había sido asesinada por tres tiros en un parque en Washington D.C., el 12 de octubre de 1964, mientras hacía ejercicio. El hecho fue publicado en The New York Times dos días más tarde. El motivo aparente, el robo; un hombre joven y negro había sido detenido por las declaraciones de un testigo. El joven fue absuelto tiempo después por falta de pruebas; el testigo, un agente de la CIA, nunca fue culpado, a pesar de que en investigaciones posteriores del periodista Peter Janney el agente aparece como el único asesino posible de Mary Pinchot Meyer.
Con el paso del tiempo, en aquellos turbulentos y ya legendarios años sesenta, Timothy Leary, hijo de una familia irlandesa al igual que John F. Kennedy, y que se “prendió” por primera vez en hongos y mezcalina aquí en México, acuñó la famosa frase “turn on, tune in and drop out” ("préndete, agarra la onda y abandona el sistema") con lo cual se ganó muchísimos adeptos y se fue haciendo un nombre, para luego volverse todavía más famoso cuando Richard Nixon lo nombró “el criminal más peligroso del país”. Sin embargo, después de varias correrías y de presentarse como candidato a la gubernatura de California, fue finalmente encarcelado por Ronald Reagan, su oponente, cuando este llegó a gobierno de California. Pero un indomable Timothy Leary, viajando en LSD logró lo increíble: se fugó de la cárcel ayudado por los Weather Underground, quienes también lo sacaron del país. Terminó exiliado en Argelia, acompañando al famoso miembro de los Black Panthers, Eldridge Cleaver. Timothy Leary, después de una interesante y psicodélica vida y de haber publicado una gran cantidad de libros y artículos, él, el autonombrado “filósofo disidente”, murió de cáncer en 1996. Toda una leyenda se ha formado a su alrededor desde entonces.
Para terminar me haré y por tanto les haré una pregunta pertinente al caso, muy “relevant” como dicen los gringos: ¿Fueron los viajes en LSD de John Fitzgerald Kennedy los que lo hicieron cambiar “demasiado rápido y aprender demasiado” como lo describió Mary Pinchot Meyer, y, por tanto, fueron estos cambios en su forma de percibir la realidad una más de las muchas razones por las que fue asesinado?
Si es así, esta historia tiene un extraño giro psicodélico, una variante inesperada que transforma y añade una razón más a toda esta inmensa, primera y original teoría de la conspiración que fue, es, ha sido y será el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, un mediodía del 22 de Noviembre de 1963, hace casi ya 50 años.
Julio Riquelme Capdevielle.
Valle de Bravo, México. Octubre 27, 2013
P.D: Este artículo está basado en el libro Flashbacks. An Autobiography de Timothy Leary, publicado en 1983. También en los documentales titulados The Murder of Mary Pinchot Meyer (JFK mistress and confidant) y Mary Pinchot Meyer and the JFK Assasination, de Peter Janney Lecture. Ambos se encuentran en YouTube.