Cerca del parque estatal Will Rogers, saliendo por Sullivan Ridge Fire Road, a las afueras de Malibú, se encuentra una de las ruinas más secretas y siniestras de lo que pudo haber sido el mundo si Alemania hubiese ganado la Segunda Guerra Mundial. La propiedad fue comprada en 1933 por un tal Jesse M. Murphy, miembro de una rica familia de Pasadena, y en 1938 los Murphy recibieron la visita de un misterioso "Herr Schmidt", que los persuadió de invertir su fortuna en construir un aposento para Hitler y sus futuros seguidores estadunidenses.
Pero Hitler y el partido nacionalsocialista nunca llegaron a California, o al menos nunca llegaron a habitar la propiedad valuada en $4 millones de dólares de la época, y las ruinas de ese futuro ya imposible permanecen como un terrible recordatorio de un mundo acabado.
A través de las imágenes captadas por Stephanie Loo podemos ver la destrucción de las estructuras de la planta energética, las caballerizas y el cobertizo, totalmente tapizadas por graffiti y habitadas hoy en día por vagabundos y avispas, además de la flora del lugar, cuyos árboles de pino y abeto no son propios de la zona.