TROPICAL DATA IX: Viaje de ida en la autopista hiperlinkeada

El príncipe de los chingones. Ahora que el maestrazo de maestraxos, José Agustín, cumplió 69 años –a quien celebramos recordando su mítica Tragicomedia mexicana que tiene pocas sonrisas pero incontables partidas de madre– la ocasión es propicia para traer a un cuento a un reventado genial, luciferino, ecuménico y capital: Parménides García Saldaña.

Este hijo de la noche, beatnik mexicano, huracán de los desastres, no es sólo el mayor alucinado de la literatura mexicana, sino un tipo que supo —ahora que se han puesto de moda los regionalismos aldeanos, como si la brújula tuviera un solo norte— que la literatura más potente no tiene señas, domicilio ni patrioterismos bananeros: los artistas verdaderos son unos desclasados permanentes sin código postal.

Saldaña, que supo ser insoportable, fue un espíritu adolescente —Gombrowicz seguramente se habría enamorado— que no quiso hacerse adulto y prefirió seguir en el rock, a pesar de todos y hasta de sí mismo.

Parme, que así le decían sus compas, vivió a contrapelo del ideal del escritor profesional, enarbolando aquella figura que el fresismo nacional ha definido de la siguiente manera: “la idea de un escritor que trabaja todo el tiempo no es muy popular en el mundo latino, que prefiere otro arquetipo para el artista: el bohemio sacrificio de quien arde en su propia luz y se entrega al silencio o al alcohol”. El chayotero musical, pues el tigre era oriundo de Orizaba, tierra de mi progenitor y también de Gabilondo Soler, escribió un libro de cuentos, uno de ensayos —En la ruta de la onda— otro de poemas y otro libro único titulado En algún lugar del rock (el callejón del blues).

Sin embargo, todo su genio literario se condensa en esa obra maestra titulada Pasto verde, un delirio lingüístico, etílico y colocado que es también una muestra de ritmo, desenfreno y vitalísima poesía (de aquel mítico concurso de la Editorial Diógenes, yo rescataría también el viaje psiconaútico de Margarita Dalton —hermana de Roque— hermosamente titulado Larga Sinfonía en D).

Quede como testimonio un fragmento de aquel viaje inacabado (que pone de paso la épica del García Madero de Bolaño en el lugar que le corresponde: lo infrarreal): “Sobrino pero yo a mi amante la quería como un hombre ama a una hembra pero las mujeres son como las copas vacías que en ellas pusimos un poco de néctar en esta vida si eres un romántico empedernido te lleva la chingada sobrino recuerda este consejo que te dice tu tío que tercera voz de un trío en los tiempos heroicos de vino mujeres al tiro...pues de tantas mujeres que tuve ya se me fue la onda de lo que me tío me estaba contando…” 

 

Leyendas de box. Hace un mes murió Emilie Griffith, un boxeador de primera que cobró notoriedad no sólo por su destreza con los puños, sino por ser abiertamente homosexual en décadas cuando, además de ser negro, semejante honestidad constituía un escándalo.

Pero Griffith también cobró notoriedad por haber matado en el ring al cubano Benny Peret, a causa de una tremenda paliza propinada en una célebre revancha.

Se dice que Griffith nunca volvió a ser el mismo. Y él sostuvo, en varias ocasiones, que no entendía cómo la gente podía perdonarlo por haber matado a un hombre en el ring pero no podían perdonarle el que amara a otro en su vida cotidiana.

En este enlace Ring of fire, un documental sobre la vida de este hombre especial que supo pelear, amar y sufrir como los hombres solitarios.

Coda. Un elogio de Maurice Maeterlinck sobre el boxeo.

 

Libros en línea. Si bien es cierto que ahora vivimos localizables y vigilados por un gran ojete –pues de hermano tiene muy poco– también es un hecho que las ventajas de la lectura por la red, si sabemos mirar en los intersticios, son absolutas. Por esa razón, pocas cosas me causan un placer tan grande como compartir hallazgos y derivas (al que comparte, Dios le da más).

En esta ocasión aparecen las joyas Barthes by Barthes (no encontré la traducción al español pero de cualquier manera sirve) y The Songlines de Bruce Chatwin, a estas alturas, todo un clásico (acomodo también a García Lorca con una conferencia sobre las nanas y las canciones de cuna). Guillermo Cabrera Infante figura con sus Vidas para leerlas y para los apasionados del estudio de los animales fantásticos consigno Bestiarios americanos. La tradición animalística en el cuento hispanoamericano contemporáneo.

El ensayista Fernando Báez colabora con una inteligente y excéntrica colección de ensayos titulada La hoguera de los intelectuales y la Real Academia de Cultura Valencia abona los arcones de maravillas con Cartografías fantásticas, de varios autores.

Termina esta tanda el fascinante libro Walking with Cthulhu. H.P. Lovecraft as psychogeographer de David Haden.

PS. No se olvide de descargar el material en su soporte de confianza o incluso de imprimirlo. En la evanescencia de la red, lo que hoy es alegría y gloria mañana será desolación y tristeza.

 

¿Son los escritores borrachines? Yes, they are. De lo contrario, se trata apenas de oscuros redactores.

 

Porno for the people. & for the virtual dandy. Por este lado, podrás disfrutar de  selecciones cuidadas del bello sexo, ese combustible visual que justifica e ilumina tantas horas provechosas navegando por la red.

 

Urbanized. Un documental estupendo sobre la vida en las ciudades, esos poemas de acero, concreto y multitudes. Y para los interesados en las relaciones entre ciudad y literatura, por acá una selección de textos discretos que entrevera ambos dominios.

Finalmente, un vistazo a Gunkanjima, una isla abandonada y derruida en imágenes de conmovedora desolación y belleza.

 

Pausa musical. The roots of chicha vol. II. Con dedicación especial a Néstor García Canclini.

 

Messy Nessi Chic. Una página que habría fascinado a Walter Benjamin. Y también a todos los que intuyen que el vasto mundo es una insólita cámara de maravillas.

 

How I Started to write se pregunta Carlos Fuentes en un texto que nunca ha sido íntegramente traducido al castellano. Lo comparto no sólo porque es interesante y expansivo, sino porque recuerda un detalle que ahora todos le escatiman al ex embajador: su notable capacidad como escritor de memorias.

 

I Will not make any boring Art, dijo uno de los más célebres artistas estadunidenses contemporáneos. Hasta el día de hoy, ha cumplido

 

Cuando William Burroughs, mató a su mujer, Joan Vollmer, en 1951, hubo un abogado picapleitos, corrupto y miserable que lo ayudó a salir de la cárcel: el mítico Bernabé Jurado. No entraremos ahora en detalles, puesto que la biografía del personaje es bien conocida por todos aquellos que gustan de la erudición extravagante. Sin embargo, es una gran alegría poder leer en línea lo que escribió Burroughs luego de conocer al mexicano:  el “personaje más involvidable” según sus propias palabras. En las fichas donde lo describe se aprecian, incluso, algunas manchas de café.

 

El ocaso de la tristeza. “Es un hecho que la tristeza está condenada a desaparecer. Las situaciones que nos pone la vida moderna, especialmente la actividad incesante que genera y su altísima velocidad, dificultan cada vez más la percepción o la experiencia de este sentimiento que tuvo una vida fugaz (hablando en términos de literatura) en la conciencia o en la atención de los hombres. Cada día los tristes se vuelven más raros y si acertamos a encontraron con uno su condición de triste se nos mostrará como resultado de la multitud de constricciones que por todas partes amenazan su tristeza, y más que un triste veremos a un raro. Pero si la tristeza ha perdido el dominio de la literatura no así el del alma humana. Lo que pasa es que ya no hay tiempo ni fijeza de la atención para percibir esa modulación tan tenue del tono anímico cuando pasa de do mayor a re menor”. Salvador Elizondo 

 

Joyas egipcias del espacio exterior. Al parecer, algunas joyas del antiguo Egipto, de más de 5000 años de antigüedad, estarían manufacturadas con meteoritos caídos del espacio ¿o serían un regalo de los vecinos interestelares que ordenaron la construcción de las pirámides? Aún es muy pronto para saberlo. 

 

Nuevo documental de Werner Herzog. Sobre los peligros de escribir en el celular mientras se maneja.

 

El diablo y la dama. Una película de Ariel Zúñiga. Otra joya mexicana.

 

Nos leemos en breve. 

 

En este enlace, entregas anteriores de Tropical Data y otras colaboraciones de Rafael Toriz en Pijama Surf. 

Twitter del autor: @Ninyagaiden

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