Históricamente las mujeres, como grupo social, han recibido un trato distinto al de los hombres, fundamento casi exclusivamente en la dominación. Una vez que el modelo patriarcal triunfó y se convirtió en el hegemónico, el indiscutible, las mujeres pasaron a ocupar un segundo plano en el estrato colectivo, como si se trata de seres de una categoría inferior que, por diferentes razones, no merecían la misma consideración social que una persona del sexo masculino.
Así, en distintas épocas, las mujeres no pudieron votar, estudiar o trabajar, las mujeres tenían que permanecer a la sombra y el cuidado de una figura tutela y, en general, muchas de sus capacidades como persona, su libertad y sus posibilidades de decisión, quedaron limitadas a la aprobación de un hombre.
En esta entrevista se evidencia un elemento que revela a través de un detalle la forma de dicha inequidad. Se trata de la desnudez, específicamente de la desnudez del torso. ¿Por qué, socialmente y sin mayor escándalo, podemos ver a un hombre ir por la calle con el torso desnudo, pero no así si quien hace lo mismo es una mujer?
En Canadá las mujeres tienen derecho a mostrarse topless desde 1996, luego de que una corte determinara que no había “nada de degradante o deshumanizante” en el hecho.
Pero si es así, si la ley lo permite, ¿por qué persiste el trato distinto?
En este video Lori Welbourne, periodista, decidió desnudar su pecho ante Walter Gray, alcalde de Kelowna, una ciudad de la Columbia Británica, en Canadá. Y la reacción del político mucho tiene de esta perturbación que posee amplias raíces morales.
“¿Qué está usted haciendo?”, dice el político, entre sorprendido e inquieto, apenas ve que la Welbourne ha comenzado a quitarse la parte superior de su vestido. Y a partir de entonces parece vacilar cada vez que responde a las preguntas de la entrevistadora.
“¿Por qué entonces no lo hacen?”, pregunta Welbourne ante la aparente contradicción de que aun siendo una acción legal, no es sin embargo frecuente públicamente. “Tal vez porque lo encuentra inapropiado”, responde el alcalde, recurriendo a un término sin duda polémico y al mismo tiempo elocuente.
“¿A qué se refiere con ‘inapropiado’ en una mujer en topless?”, revira la periodista, a lo que Gray, de nuevo no sin dificultad, responde: “La diferencia tal vez sea que el pecho de una mujer causa distracción”.
Y si podría decirse que al final la actitud de la entrevistadora, al invitarle una cerveza al alcalde, no sale de la posición de objeto sexual de la mujer que al parecer intentaba poner a prueba, al menos el momento puede tomarse como uno de esos ejercicios disruptivos que nos permiten dudar de nuestras convicciones y, en el caso específico de la inequidad de género, preguntarnos por el lugar que damos a la mujer en nuestras prácticas cotidianas.
En este enlace: La policía de Nueva York a favor de la equidad de género: mujeres podrán caminar topless por las calles
[Alternet]