Conocido como HD 189733b, este planeta es un mundo gigante y gaseoso que se parece a Júpiter, pero mucho más caliente. Con una temperatura ambiental de 980°C, tormentas de vidrio (sí, vidrio) y vientos que alcanzan 6,400 k/h, no es remotamente posible que albergue flora y fauna.
La medición de su color es un parteaguas para la exploración del Universo: proporciona claves importantes acerca de la composición de la atmósfera, lo cual podría informar a los científicos algo sobre los orígenes y la composición del planeta mismo. Y aunque con la tecnología actual no es posible hacer esto, observaciones como esta allanan el camino para estudios sobre verdaderas Tierras espejo.