Cuando estás atravesando un rompimiento te sientes como una persona diferente. Tus hábitos alimenticios, de sueño y de concentración (por mencionar algunos) son completamente distintos a los que normalmente tienes. Te encuentras pasando demasiado tiempo extrañando a tu ex, checando sus estatus de Facebook, recordando los más remotos detalles… Este cambio de patrones de pensamiento puede ser causado por cambios neuronales que ocurren después de un rompimiento.
“Estudios de neuroimagen han encontrado que ser rechazado, incluso por un extraño, activa muchas de las mismas regiones en el cerebro que cuando experimentamos dolor físico”, apuntó la doctora.
En uno de los estudios reclutaron a algunos valientes participantes para escanear su cerebro mientras miraban fotografías de las personas que los desecharon. Los participantes mostraron actividad cerebral aumentada en distintas regiones asociadas con la recompensa, la motivación, la adicción y el desorden obsesivo-compulsivo. Esto puede ayudar a entender por qué cuesta tanto trabajo dejar ir a alguien cuando una relación termina.
Para algunas personas, el dolor puede continuar por meses después de haber cortado. Un grupo de investigadores alemanes, estudiando a un pequeño grupo de personas que seguían sufriendo por sus ex después de seis meses de haber terminado, también encontraron patrones consistentes con la depresión, tales como actividad reducida en la ínsula y en las regiones de la corteza cigulada anterior y posterior.
Aunque estos estudios muestren el dolor de un rompimiento como una serie de asociaciones cerebrales que son bastante anticipables, su importancia reside en que demuestran que el dolor, como todo, es temporal. Y que los químicos detonados o bloqueados por el trauma vuelven a la normalidad a su debido tiempo.