El momento es 1978, el lugar es la Unión Soviética. Cientos de personas de la población de Petrozavodsk fueron testigos durante varias horas de un objeto luminoso que flotaba en el aire. Los servicios locales de emergencia no podían darse a basto con tantas llamadas, a las que no podían ofrecer ninguna explicación convincente. Como salido de una fantasía de Orson Wells hecha realidad, incluso países vecinos a la URSS demandaban un posicionamiento oficial con respecto a estas apariciones. Pero las explicaciones tardarían mucho tiempo en llegar y serían muy poco convincentes.
Desde los años 60, los reportes de avistamientos de ovnis en la ex Unión Soviética fueron tratados con escepticismo, desde ficciones baratas hasta cháchara poco científica. Sólo unos pocos entusiastas como el académico Aleksandrov, fundador de las plantas nucleares soviéticas, y Felix Zigel se dieron a la tarea de estudiarlos seriamente. Zigel fue un astrónomo y matemático ruso con suficientes credenciales en su ramo como para hacer que la ufología rusa (de la cual se le considera fundador) fuese tomada en serio, incluso por miembros del gobierno ruso; tanto así que por más de 20 años se han llevado a cabo las Zigel Readings, ciclos de conferencias que reúnen a estudiosos del fenómeno.
Hace poco se le preguntó a Dmitry Medvedev, primer ministro de Rusia, si era cierto que al entrar a la cúpula del gobierno se tiene acceso al material clasificado respecto a pruebas nucleares y específicamente a archivos con información sobre ovnis. Un periodista incluso le preguntó a Medvedev si era cierto que muchos extraterestres vivían entre nosotros; el mandatario se negó a responder "para no crear pánico", y sugirió ver "una crónica documental llamada Men in Black". Aunque la respuesta sea una broma, el fenómeno sigue muy vivo en la mente de los rusos.
Vasily Yeremenko se ha encargado de unir los puntos de la historia durante años --también, durante un tiempo, porque era su trabajo. Como antiguo jefe de la división de la fuerza aérea y fabricación de aeronaves de la KGB (la hermana rusa de la CIA durante el periodo estalinista), Yeremenko debía investigar la veracidad de los avistamientos de ovnis en Rusia. Su división incluso debía tratar con dudas muy sencillas de los pilotos: ¿qué hago si me topo con un ovni?, lo cual, al parecer, ocurría con inusitada frecuencia.
El único consejo era de sentido común: en el caso de observar un ovni en pleno vuelo, los pilotos debían tratar de no provocar un comportamiento hostil. Esto puede parecer una broma en nuestros días, pero a principios de los 80 la fuerza aérea rusa llevó a cabo un experimento para tratar de contactar objetos voladores no identificados en la región de Astrakhan. Para entonces, los reportes de avistamiento habían arrojado algunos patrones, como que los ovnis podían verse en zonas de "alta tensión", como durante pruebas de armamento militar o cerca de bodegas con toneladas de armas.
"Uno podría decir", afirma Yeremenko, "que durante el experimento aprendimos a atraer a los ovnis. Para lograrlo, debíamos incrementar el número de vuelos realizados por aeronaves de combate y producir mucho movimiento del armamento en tierra. Entonces los ovnis [que el oficial retirado describe como 'esferas luminosas'] aparecían con una probabilidad cercana al 100%".
Con el tiempo los pilotos se acostumbraron a la aparición de estas esferas, e incluso documentaron algunos fenómenos interesantes. "Era más o menos así: una persona en tierra movía sus brazos, dos veces hacia la derecha y dos hacia la izquierda. La pelota en el cielo reaccionaba balanceándose dos veces a la derecha y luego dos a la izquierda. No teníamos idea cómo explicar eso", dijo Yeremenko.
Las conclusiones oficiales a las que llegó esta división de la KGB fueron tres: que las "esferas brillantes" eran un fenómeno natural que la ciencia moderna no era capaz de explicar con los instrumentos actuales; segundo, que podría tratarse de equipo de reconocimiento japonés o estadounidense. Y por último, claro, que podría tratarse de objetos voladores de otro planeta, sin precisar si estarían tripulados o no.
En nuestros días la investigación ovni es parte de la cultura sensacionalista, pero ningún científico serio arriesgaría su prestigio al tratar de explicarlo. Yeremenko lo sabe, y por ello afirma que los pilotos y cosmonáutas que hablan en conversaciones privadas sobre extraños avistamientos de objetos nunca lo dirían en público.
[RBTH]