Kim Dotcom, el fundador del popular sitio de file sharing MegaUpload, está de vuelta con un nuevo sitio que simplemente se llama Mega. Dotcom fue arrestado en enero del año pasado en su mansión de Nueva Zelanda, acusado de haberle costado a propietarios de derechos de autor más de 500 millones de dólares en ingresos perdidos. La detención de Dotcom y el cierra de MegaUpload fue una clara señal del gobierno de Estados Unidos en contra de la piratería, sentido por millones de usuarios que tuvieron que trabajar un poco más para encontrar los archivos que querían de manera gratuita los meses subsecuentes.
Un año después de la clausura de MegaUpload y de la incautación de gran parte de sus bienes, Dotcom lanzó Mega, un sitio que hace alarde de ser la "Compañia de la Privacidad" y que ofrece a sus usarios 50 GB de almacenamiento encriptado --al contenido de los cuales supuestamente ni siquiera ellos (y tampoco el FBI) tienen acceso.
Dos meses después el sitio ya ha alcanzado 3 millones de usuarios registrados y transfiere casi la mitad de la banda ancha de toda Nueva Zelanda (MegaUpload y sus sitios hermanos en su apogeo llegaron a transferir la misma data que Facebook). El siempre megalomaniaco y desafiante Kim Dotcom dice que Mega no es sólo una compañía: "Es una misión para encriptar el Internet. Queremos regresar el poder al usuario".
Pese a la fanfarronería que canta victoria de Dotcom, algunas voces críticas señalan que los archivos pueden ser desencriptados y algunos están en otros sitios donde se pueden descargar. También, que la estrategia jurídica de asumir que no se sabe el contenido de los archivos --y si tienen o no copyright-- no será suficiente como argumento en un proceso legal, ya que se puede acusar a los creadores de Mega de negligencia. Otro más barajan la hipótesis de que el sitio es una gigantesca fachada para que el FBI investigue encubiertamente a los grandes piratas informáticos del orbe --Kim Dotcom Schmitz estaría trabajando para ellos, sería ya el snitch.
La personalidad desbordante de Dotcom ha hecho que Mega sea un éxito instantáneo, navegando en su enorme cresta, pero habrá que ver cuánto dura y que tan redituable es su plataforma. La historia de este polémico personaje ---heroico para algunos--, que por momentos vivió el sueño boyante del raudo éxito que puede proveer Internet (con autos, modelos, arma, orgías de data y fantasías multimedia) todavía no tiene su desenlace: habrá que esperar si el "Kimperio" renace de las cenizas o perece definitavemente.