Entrevista con John Ackerman, uno de los analistas políticos más leídos y polémicos de México


Con la llegada de los blogs, las redes sociales y demás, el espacio público ha tenido un desdoblamiento que refuerza su naturaleza en pro de la discusión y el intercambio. Ahora la interacción entre medios y sociedad responde a un modelo bidireccional, en el que los usuarios responden, ‘desmienten’ o enriquecen la información ofrecida por los medios. 

Hoy nuestra realidad manifiesta conceptos cada vez más complejos –sociedad de la información, un supuesto fin de las ideologías, la transmediatización, el periodismo ciudadano, etc. Un contexto propenso para re-pensar el papel del periodismo, de los líderes de opinión, pero también para imaginar un nuevo tablero de juego a partir de aquellos valores que han resultado de las viejas lecciones.

En el caso particular de México, este país se encuentra en una singular coyuntura. Recién se cumplieron los primeros cien días de un ‘nuevo’ gobierno. En torno a este escenario han surgido diversas voces. Entre ellas destaca la crítica del Dr. John M. Ackerman, quien se ha caracterizado por una incisiva y polémica postura respecto a la realidad nacional. Sus columnas están entre las más leídas del país y su opinión resulta especialmente popular en redes sociales –algunas de sus notas tienen cerca de cinco mil RT’s, en Twitter su cuenta @johnmackerman tiene más de 87 mil seguidores y actualiza constantemente su blog.

Ackerman colabora con La Jornada y Proceso, además escribe en medios internacionales  como LA Times, Foreign Policy, The Atlantic, Financial Times y  The Daily Beast,  entre otros. Es investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y Director Editorial de la Mexican Law Review. Su libro más reciente se titula Autenticidad y nulidad: por un derecho electoral al servicio de la democracia (IIJUNAM, 2012).  Actualmente es profesor invitado en la American University, de Washington D.C., donde recientemente organizó el foro internacional “Mexico´s Future: In Search of a New Democratic Equilibrium”.

La importancia de los medios digitales…

Hay algo muy importante acerca de las redes sociales, la gente dice que las redes pueden volver muy superficial la comunicación sobre todo en Twitter, que son 140 caracteres. Lo que yo más bien veo en estos espacios es un retorno o una consolidación de la palabra escrita, la lectura es ahora la forma más fácil para acceder a la información. Hoy para informarse ya no es suficiente sentarte enfrente de la tele. Alguna vez fue el centro principal de la información, hoy con las redes se abre precisamente la oportunidad para profundizar más. Las redes sociales propician el debate e intercambio que no teníamos con la televisión.

El papel del periodista o analista político…

Lo más importante es la independencia en el analista, una independencia total y absoluta de cualquier interés económico o partidista. (…) Sí hay presiones directas del gobierno o desde los anunciantes, entonces yo creo que lo más importante es eso, total y absoluta independencia y un compromiso afirmativo con las causas ciudadanas. (…) También el asunto del análisis y el debate, siempre generar análisis y debate. Y siempre resistir a esa tradición tan fuerte que tenemos tanto en la política como en los medios en México que es “la cargada” que viene de arriba.

Sobre John Ackerman...

Lo que yo quiero generar con mis textos es obligar a la gente a pensar, a cuestionar lo que es la versión autorizada y oficial de los hechos y que  los medios electrónicos dominantes reproducen al cansancio. Busco estimular a los lectores y al público a pensar y reflexionar asuntos básicos, en lugar de ser voceros del gobierno. Los analistas tendríamos que estar siempre cuestionando y poniendo en duda la versión de los hechos que presenta el gobierno.

Sobre su posible relación con la izquierda:

Yo no tengo ninguna vinculación ni con el PRD ni con AMLO ni con Morena. (…) La gente cree que cualquier posición política o de izquierda necesariamente responde a seguir órdenes de algún actor político: la nueva teoría del “complot”. A mi me parece un reflejo de la falta de algunos para realmente debatir ideas y en lugar de esto buscan vías para descalificar o de plano censurar.

La sociedad mexicana…

Me parece que hay mucha movilización en México. Lo bonito de #YoSoy132 y de esta juventud universitaria es que hoy están dando una muestra increíble en los hechos de lo equivocados que están algunos analistas cuando hablan de la clase media en México. Y hablo en particular de Luis de la Calle, Luis Rubio y Jorge Castañeda, por ejemplo, que imaginaban que con la urbanización de México, con el aumento de los niveles educativos y con el acceso a algunos aparatos electrónicos y otros bienes, como celulares, coches, casas, daríamos paso a una sociedad más parecida a la estadounidense: Individualista, consumista, y conservadora.

Por un lado, si bien hay una franja de “clase media” que está creciendo, México sigue siendo un país de enorme desigualdad y pobreza. Por otro lado, resulta que los integrantes de la nueva generación no son individualistas ni conservadores, sino muy solidarios, muy mexicanos en el sentido del legado revolucionario de la Constitución mexicana y la historia del siglo veinte de luchas sociales y cívicas muy importantes. (…) Yo no diría que México tiene una sociedad apática. Si han habido avances en los últimos veinte años se deben precisamente a la movilización social y a la participación ciudadana. Esto no fue un regalo desde los gobiernos o los grandes empresarios del país.. La incipiente democratización se fue construyendo desde las mismas organizaciones nacidas en México a partir del terremoto de los ochentas, el movimiento de los zapatistas en los noventas, los grupos estudiantiles, más recientemente lo de Javier Sicilia y lo de #YoSoy132. Hay un activismo constante a lo largo de la historia mexicana, y creo que esto es algo muy positivo.

El Pacto por México…

Supuestamente desde 1994, el fin del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, no nos hemos podido poner de acuerdo como país, pero esto es totalmente falso. Los últimos quince años, desde que el PRI perdió su mayoría en la Cámara de Diputados en 1997, hemos aprobado más de cien reformas a artículos constitucionales, casi la cuarta parte de la totalidad de reformas que se han realizado a la Carta Magna. Ha sido la época de mayor productividad legislativa en toda la historia de México desde la Revolución. Las reformas que se han estancado, que no se han podido aprobar, son las reformas neoliberales que la sociedad rechaza y por eso no han sido aprobadas. Por eso hoy se quiere generar otro tipo de consensos, remover de la discusión al Congreso de la Unión, ponerla atrás de puertas cerradas en un Pacto por México para poder avanzar en reformas específicas que son precisamente las que no se han podido avanzar en los últimos quince años.

Este Pacto por México tiene como intención remover la sociedad del debate  y evitar un proceso más transparente en el Congreso, dejando las decisiones en manos de un grupo cerrado de políticos. Esta es justamente la vieja forma de hacer política, así es como trabajaba el PRI en los 70 años en que estuvo en el poder. (…) La democracia no es siempre bonita, pero tenemos que abrazarla en lugar de recurrir a una nostalgia autoritaria. Es falso hablar como si todo el país estuviera incluido  en el Pacto por México. Lo que están haciendo en los hechos es excluir a un gran sector de la población que no está de acuerdo con las reformas neoliberales o, aún más importante, que no está de acuerdo con estas formas de hacer política..

PAN y PRD

En el caso del PAN yo creo que hay dos explicaciones sobre su entrada al Pacto: una es que siempre ha habido una alianza muy íntima entre el PAN y el PRI. La otra, que creo que es la más importante, es que el PRI tiene un expediente enorme sobre el gobierno de Felipe Calderón.  Se cometieron una gran cantidad de irregularidades tanto en la guerra contra el narco como en otros ámbitos durante el último sexenio. El encarcelamiento de Elba Esther precisamente envía el mensaje de  que lo mismo también podría pasar a muchos altos funcionarios del gobierno anterior.

Yo no veo que los perredistas en el Pacto por México estén logrando una agenda de izquierda, lo que veo es que ellos están buscando mejorar sus posibilidades políticas personales, para ser candidatos y ocupar posiciones de poder en el futuro y mediante el Pacto.

La oligarquía mexicana…

En México, quienes son los que imponen las directrices políticas, ¿realmente somos nosotros los ciudadanos? (…) Las elecciones de 2006 y 2012 comprobaron que  ganan los que tienen más dinero. Nuestro sistema electoral cada vez se parece más al estadounidense. Los políticos cada vez se interesan menos en lo que opinan los ciudadanos y más en sus pactos cupulares con otros políticos o con los más ricos o potentados del país, entonces esto es un sentido negativo en términos de desarrollo democrático.

Yo no digo que hay un solo bloque organizado de un grupo de ricos que se reúnen todos los días para dictar la política nacional, esta no es una teoría de la conspiración en lo absoluto, lo que digo es que la forma en que están organizados nuestro sistema político y el poder social asegura que todo va encaminado en el sentido de que las personas con mayor riqueza y poder político son los que controlan la agenda y las decisiones nacionales, y no somos nosotros los ciudadanos. Deberíamos tener nuestra propia agenda ciudadana.

Su opinión sobre la reforma en Telecomunicaciones…

Hay muchos puntos de vista muy exagerados sobre el tema de la reforma en telecomunicaciones. (…) Esta reforma no implica una democratización de los medios, no hay un espacio real en ella para que los ciudadanos podamos incidir y construir un diálogo público de altura. Lo que vamos a tener aquí son jugosos nuevos negocios para Slim, para Azcárraga, entrarán tal vez algunos actores nuevos, Joaquín Vargas, algún capital internacional, pero no se rompe con la lógica de los medios comerciales. El tema es que no estamos rompiendo con el control de esa misma oligarquía sobre los medios de comunicación y no se están abriendo espacios reales de canales ciudadanos.

¿Las ideologías importan?

Yo creo que es un gran debate. Mira, la ideología muchas veces se entiende  como una restricción al pensamiento, como  ideas preconcebidas que te limitan el análisis. Pero cuando eso ocurre el problema no es la ideología en sí, sino un compromiso dogmático a una sola forma de pensar. Hay que rechazar al dogmatismo, pero reivindicar las ideologías constructivas. Una ideología constructiva es una que te da brújula, que te permite articular y juntar tus diferentes ideas y críticas o propuestas o avales. Te permite ver con mayor claridad al mundo, no es algo que te ciega.

Tenemos que ser muy críticos con nuestro sentido común, con nuestras reacciones iniciales a la cosas. Yo creo que cada quien tiene la responsabilidad de construir su propias utopías y visiones del mundo y compartirlas con los demás.

Entrevista realizada por: @paradoxeparadis y @anapauladelatd

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