Todas las limitaciones físicas de la realidad parecen estar superadas en los videojuegos: ya se trate de pasos multidimensionales en Portal o la superación del continuo espacio-tiempo en Braid, las mecánicas de los juegos retan nuestra habilidad y nuestra imaginación. Pero en el caso del clásico The Legend of Zelda: Ocarina of Time (OoT, donde el protagonista, Link, puede envejecer o rejuvenecer a nuestra conveniencia, dependiendo de la tarea, gracias a una misteriosa espada), esa transgresión física del tiempo podría tener una base científica.
El viaje en el tiempo es una realidad, al menos en la física teórica. La limitante es que funciona sólo de ida: si viajas a la velocidad de la luz por 16 años, como explica la Teoría de la Relatividad, al detenerte verás que el universo a tu alrededor ha envejecido 40 años. Pero ir hacia atrás en el tiempo es otra historia: algunos físicos herejes han propuesto la teoría de los agujeros de gusano para admitir la mera posibilidad de los multiversos, o diferentes bifurcaciones de los universos posibles, eso sin contar la siempre latente potencialidad de las paradojas temporales (como que dos cuerpos ocupen el mismo espacio, según advierte el doctor Emett Brown en el clásico Volver al Futuro.)
Pero el viaje en el tiempo, según la teoría relativista, afecta no solamente al universo sino también al que viaja. Por lo tanto no es totalmente posible que Link conserve su misma edad, como en un estado de suspensión, cuando adquiere la Master Sword. Afortunadamente, The Legend of Zelda tiene otro as bajo la manga: la magia, lo cual es lo mismo para la física teórica que otro gran enemigo: la teoría de cuerdas.
A pesar de la poca evidencia de ella, la teoría de cuerdas o supercuerdas podría ser una panacea casi mágica para resolver numerosos misterios para la física. Aunque no pueda comprobarse aún, vale la pena hacerse algunas preguntas a partir de ella: según sus postulados matemáticos, la teoría de cuerdas afirma que vivimos en un universo con muchas dimensiones, no sólo las cuatro que conocemos. ¿Y qué mejor lugar para esconder la Trifuerza que en el Reino Sagrado, una dimensión donde Link puede envejecer y rejuvenecer a voluntad?
Esto aún no resuelve otro problema: ¿cómo puede Link conservar su memoria adulta cuando vuelve a ser niño? Para eso tenemos aún otra teoría de la cual echar mano: la teoría de la convergencia temporal, una teoría hecha casi exclusivamente para evitar paradojas lógicas. Al regresar al pasado, el Link adulto en realidad vuelve a su línea de tiempo original, y aunque vuelva a su cuerpo de niño la información de su mente permanece consciente de la otra línea de tiempo en que ya es mayor. Es como si el universo se hackeara a sí mismo para prevenir paradojas en el (dis)continuo espacio temporal.
La teoría de la convergencia temporal está implícita en el reciente libro Hyrule Historia, un recuento definitivo del paso del tiempo en la saga del universo Zelda. Lo mejor es que las tres líneas temporales imbricadas en los diferentes juegos de la serie parecen teóricamente consistentes. Un universo que se ramifica como el universo de Zelda (como cuando Link regresa en el tiempo para prevenir a la princesa sobre Ganondorf dando origen al Majora's Mask o el que se desarrolla siguiendo a Zelda luego de enviar a Link al pasado en Wind Waker) se enfrenta con numerosas paradojas: si viajas en el tiempo y matas a tu abuelo, técnicamente no podrías viajar en el tiempo para matarlo, porque no habrías nacido nunca en primer lugar.
Pero la teoría del tiempo convergente resuelve estas imposibilidades afirmando que el tiempo no tiene una estructura lineal, sino que se desdobla en numerosas "ramas", donde cada futuro posible se realiza. De este modo, el famoso gato de Schrödinger podría estar vivo en un universo mientras está muerto en otro. Así, Link vuelve al pasado para advertir a Zelda sobre la amenaza de Ganondorf a la vez que puede derrotarlo en el futuro. El universo se bifurca cuando Zelda envía a Link al pasado. Al menos en la teoría, puede existir un universo en que Link sea a la vez niño y adulto.