Sin embargo, un descubrimiento reciente podría modificar radicalmente esa teoría, pues de acuerdo con Katarina Miljković, del Instituto de Ciencias de la Tierra con sede en París, Francia, ese asteroide que impactó nuestro planeta hace 65 millones de años pudo tratarse de un cuerpo binario, esto es, dos rocas separadas de diámetro compartido.
Lo anterior es resultado del análisis llevado a cabo, entre otros lugares, en los Lagos Clearwater, que se ubican en la bahía de Hudson, en Canadá, cuerpos de agua que se formaron sobre los cráteres de dos asteroides gemelos con 290 millones de años de antigüedad.
El enigma ante este y otros cráteres es por qué si al menos 1 de cada 15 impactos de asteroides sobre la Tierra corresponde a objetos de tipo binario, la huella dejada no es de un tamaño correspondiente al de las dos enormes rocas.
Con simulaciones hechas por computadora, Miljković y sus colegas descubrieron que la respuesta más probable es que, a pesar de tratarse de una pareja, los asteroides binarios forman un solo cráter, por lo cual el diámetro de este puede ser hasta 10 veces el diámetro del propio asteroide. La principal pista para afirmar esto es la ligera asimetría del cráter resultante del impacto.
Es en este punto donde Chicxulub y el asteroide que provocó la extinción de los dinosaurios cobra importancia, pues en la hipótesis de Miljković se trata del mejor candidato para probar la suposición.
Por las características del cráter —su forma y su diámetro de 180 km— la investigadora piensa que los asteroides impactados fueron rocas que, combinadas, suman un diámetro de entre 7 y 10 km, separándose en el choque hasta en 80 km.
De comprobarse, sin duda esta teoría cambiará sustancialmente la manera en que hasta ahora se ha entendido la extinción de los grandes saurios.