El martes 29 de enero autoridades mexicanas realizaron una redada en la instalaciones de la secta Defensores de Cristo en Nuevo Laredo, Tamaulipas, pueblo fronterizo, y deportaron a 14 extranjeros y detuvieron a 10 nacionales. Se acusa a la secta de prostituir y forzar labores sexuales entre sus seguidores --bajo el supuesto de que su líder era un avatar de Cristo y tenía poderes especiales.
Las autoridades se encuentran investigando si los detenidos mexicanos, la mayoría mujeres, eran parte de los abusadores o víctimas del culto. Entre los deportados de esta secta internacional se encontraban 6 españoles, dos bolivianos, dos venezolanos, dos brasileños, un ecuatoriano y un argentino.
El líder del grupo, el español Ignacio González de Arriba, quien decía tener una naturaleza divina, prometía cumplir milagros o al menos acelerar la evolución de sus segudiores con técnicas de bioprogramación y magia sexual:"resucitar muertos, alargar penes y generar hasta veinte orgasmos en una mujer", según le dijo a la revista Interviu, quien lo apoda el Jesucristo de Gijón.
Entre los estrafalarios títulos que se adhería Gonzáles de Arriba, "El Maestro Fénix", estaban Fundador de la BioProgramacion Técnico Profesional de Grado Superior en Telecomunicaciones, Técnico Profesional de Grado Superior en Informática, Doctor en Estudios Biblicos, Doctor en Metafísica, Hipnólogo Clínico, Doctor of Divinity, Doctor en BioProgramación, Doctor Honoris Causa en Consciencias Civilizatoras, Doctor Honoris Causa en Ingeniería Espiritual. Claro que la mayoría de estos títulos fueron adquiridos en la universidad de Internet: Gonzáles de Arriba y el venezolano José Arenas Losanger Segovia ofrecían todo tipo de cursos fraudulentos, incluyendo esquemas financieros Forex o matrimonios avalados por la Iglesia para lesbianas.
El caso permite reflexionar sobre como la fe y las creencias pueden ser manipuladas hasta el punto de que una persona y un grupo con una apariencia totalmente sospechosa (las autoridades dijeron que los miembros del culto mantenían un estado notablemente anti-higiénico) y hasta con un look infernal, pueden hacerse pasare por seres divinos capaces de otorgar poderes supernaturales. El mecanismo cerebral por el que opera la creencia tiene un excedente de potenical de programación mental.
Cn información del Washington Post