Probablemente esta no sea una pregunta muy frecuente, pero quizá alguien se la haya hecho alguna vez: ¿Cuál es el sonido del Sol? ¿A qué suena la estrella más importante de nuestra existencia?
Para dar respuesta a esta singular interrogante, Robert Alexander, quien se ha especializado en convertir todo tipo de data ―estadísticas, números, velocidades aéresas, etc.― en sonido, ha realizado un ejercicio igual de inesperado, tomando información recolectada por el Observatorio Helioesférico Solar, una nave espacial dirigida tanto por la NASA como por la Agencia Espacial Europea.
Alexander transformó las llamaradas solares en “un coro humano” y “la rotación del Sol en un beat tribal”, según la descripción de Michael Byrne, una pieza que algo tiene de sinestética en la medida en que el Sol es para nosotros, esencialmente, un objeto visual o táctil, pero casi nunca sonoro.
Ahora quedaría por saber a qué sabe o a qué huele este astro.