Creer es como los calzoncillos: son tuyos, no los presumes, no los prestas (aunque a veces los intercambies) y si no te gustan, no te quedan o ya están gastados los tiras sustituyéndolos por unos mejores. A veces optamos por utilizar siempre los mismos calzoncillos de fe y no cambiarlos ni después de una terrible diarrea. Con las Teorías de Conspiración, sucede que a pesar de vivir con la caquita escurriendo, estamos cómodos con los calzoncillos sucios y los presumimos para explicarnos la vida.
Babuinos en la Casa Blanca surge de la necesidad de sospechar (ponerle un “no mames”), a las Teorías de Conspiración (TC), desmitificarlas y sobre todo buscar argumentos contra sus locuras; a las que especialistas de diversas áreas de conocimiento recurren para explicar sucesos históricos. Sabemos lo difícil que es comprender ciertos eventos, sobre todo cuando somos imaginativos y vivimos de apariencias. Sin embargo, recurrir a la razón, dudar o de plano no saber es preferible, que alimentar fantasías para alejarnos de nuestra responsabilidad en éste mundo raro. Ésta es la primera entrega de doce artículos, que si no es por reptiles, alienígenas o esos babuinos de culo rosado, que viven conspirando desde la casa blanca, llegará a Ustedes de manera mensual en Pijama Surf.
Ahora bien, las Teorías de Conspiración (TC) intentan explicar todo acontecimiento social, político, económico como producto de grupos u organizaciones encubiertos (judíos, masones, anarquistas, extremistas religiosos…) Los conspiradores suelen ser liderados por personajes siniestros y/o con cuerpos extraños: un babuino con la piel de Barack Obama, el anticristo o marcianos perversos, reunidos para someter a la humanidad a la hora del té.
Una de tantas TC es la del Nuevo Orden Mundial. En ella se cree que un grupo élite controla el gobierno, la industria, el dinero y los medios de comunicación a través del Sistema de Reserva Federal (encargado de guardar todos los fondos de los bancos de EU), el Fondo Monetario Internacional yla ONU; con el fin, dicen, de someter a la humanidad; sin embargo sólo ellos saben el para qué de sus intenciones siempre misteriosas. El asunto con las TC es que elegimos la que mejor encaje con nuestra creencia y al presumirlas, buscamos defenderlas a toda costa.
Toda creencia es una apuesta de fe y para corroborarla se sirve de santos, milagros, apariciones, estigmas. Lo mismo sucede con las TC, cuyas pruebas de existencia son como la rajita de canela en nuestros calzoncillos: aquella que debe permanecer oculta a pesar del rastro. La rajita de canela del Nuevo Orden Mundial son armas secretas, vigilancia de los números de seguridad nacional, registros minuciosos de códigos de barras, implantes de microchips, control mental y aquellos mamotretos de evidencia en Wikileaks… Más allá de considerar esto como la prueba irrefutable del cinismo político y económico, las TC lo muestran como evidencia del plan maestro del Nuevo Orden Mundial.
Para los creyentes de las TC, la crisis financiera de España y Grecia en 2012, es otra “prueba” del Nuevo Orden Mundial. El desempleo, la falta de servicios sociales, la huida de capitales, las medidas de austeridad son diminutos apocalipsis y la hambruna se traduce como “genocidio”. Se habla de un complot mediático que oculta la elevada taza de suicidios, la prostitución y criminalización de las personas participante en las protestas y marchas. La generación de partidos de ultraderecha en Grecia y su candidatura ala Presidencia, son tomados como “sistemas asesinos de explotación y miseria” Sin embargo, es conocida la historia de los partidos de ultraizquierda que han llevado a sus países a condiciones similares. Podríamos pensar que el problema está en las medidas neoliberales, los tratados mafiosos de banqueros, sus cómplices ratas, el sostenimiento del Status quo, o que los políticos son culeros. Pero en la negativa ante la idea de que el hombre puede ser malvado, tendrá que ser un Babuino y el Dr. Doom los conspiradores.
Como a los calzoncillos de fe no podemos exigirles pruebas, es muy sencillo dar un salto al más allá. Al mismo Obama se le replicaba la ilegitimidad en su candidatura para la presidencia de los EU, debido a que había nacido en Honolulu, Hawaii, es hijo de un padre keniano (marciano) y de madre wichita (venusina), con lo que en secreto mantenía una doble nacionalidad. Los teóricos se las gastaron diciendo que compró su acta de nacimiento en el mercado negro, que su número de seguridad social era falso y afirmaban que antes de ser cristiano era musulmán, y con ello hermanastro religioso del terrorismo. En fin, que ser padrino étnico de Osama Bin Laden, era un impedimento para postularse a la candidatura y que su hembra, demasiado guapa e inteligente, podía ser un obstáculo para los beneficios del Nuevo Orden Mundial. Aunque también puede ser su augurio, su verdadera líder o la “real conspiradora”, ¿quién sabe?
En general sobre las TC, y particularmente sobre el Nuevo Orden Mundial, los teóricos se dedican a presumir un par de trusas cochinas, para exponer que Barack Obama es el Babuino líder de una conspiración. No obstante, sabemos que la teoría y los malabares con las palabras son innecesarias, si demostraran el culo rosado de Obama-mandril. En efecto, si se tratara de una conspiración, asumiríamos nuestra derrota ante un ser superior, le conferiríamos poder para hacer y deshacer a voluntad, y nos restaría preguntar cabizbajos: ¿qué acción podemos llevar a cabo contra el líder de un grupo disfrazado imponiendo su fuerza? ¿Para qué hacer algo al respecto, si ninguna acción tiene relevancia ante potencias supremas?
Como sea, todos tenemos creencias, las defendemos para no complicarnos la vida y porque no es posible vivir sin ellas. La apuesta por la creencia es fácil, divertido, provee esperanza, confort y fantasía. Sin embargo, pasar las creencias por el filtro de la duda y hasta el de la evidencia, nos enfrenta a las personas complejas que somos. Si lavamos los calzoncillos de nuestra creencia, (si le ponemos un “no mames” a las TC), quizá encontremos horizontes de pensamiento. Sobre todo cuando estamos en el camino de comprender el mundo y nuestras creencias interfieren con las soluciones, además ¿por qué parar en nuestra búsqueda y quedarnos sólo con aquello que creemos? ¿Por qué no mudar de calzoncillos gastados, incluyendo los calzoncillos del conocimiento? ¿No es mejor revalorar nuestras creencias?
Blog y Twitter del autor: Divina Geliofobia y @elcrisgg