Ritmo, literatura e hipervínculos con flow
Los hechos, paisajes y conflictos que nos circundan, contradictorios e irresolubles, son siempre demasiados. Los escenarios de la existencia van de lo obsceno a los sublime y de la virtud a la vileza en un mismo parpadeo. Vivir conectados con los ojos abiertos implica experimentar la realidad en el nervio de la vorágine (en el océano de lo virtual se despliega una tormenta).
Acaso para combatir el rush impenitente de la vitalidad informativa, las mejores herramientas sean la adaptabilidad, el humor y el pensamiento que se ejercita por cuenta propia: en tiempos de la red, el criterio es un talento. Y también una granada.
Esta columna, piedra de toque de un viaje por venir –en plena sintonía con la apuesta de Pijama Surf, íconos de la excentricidad, la extravagancia y la exquisita insolencia– compartirá una forma de mirar con deseos de plenitud cósmica que revele, desde la habitación propia, los vastos encantamientos que componen el delirante universo.
Navegar con hambre de horizontes infinitos sigue siendo necesario (editarse a uno mismo es la única consigna: libros, música, contenidos, piratería y otras joyas perdidas en la vastedad del ciberespacio).
Fiel a la tradición que cobija este navío, las rutas serán intensas, profundas y paralelas: un buque alucinando en busca de los mares tropicales
Tropical data: un vertiginoso vistazo por el mundo entre la hiperestesia y la estupefacción.
Navegar es preciso. Yo no he tenido una vida rigurosa. De muchacho he navegado y vivido en varios lugares del mundo. No sé muy bien de qué he vivido. Parecería que el poeta tuviese siempre que disculparse, si trabaja o si tiene hijos. Como si tuviese que vivir caminando por el techo, como las moscas. Enrique Molina.
Eros y Pathos. Matices del sentimiento amoroso. Para combatir el desamor y el infinito desconsuelo en que sume la perdida del ser amado no hay fórmula posible: la vida se vuelve oscura, sin sentido y plenamente miserable (el psicoanalista Igor Caruso, en un libro formidable, construyó a través de la separación de los amantes una fenomenología de la muerte). Sin embargo obras tan bellas y sensibles como la del italiano Aldo Carotenuto te ayudarán a tomar perspectiva y a recordar los ribetes terapéuticos de la poesía.
Historias de la Madre Rusia. Resulta casi imposible enfrentarse a la literatura rusa. Su estepa es tan grande, variada y subyugante que pareciera impedir cualquier comentario. Luego de leer incluso a los más medianos de sus autores toda exégesis resulta superficial y baladí. Sin embargo nunca es tarde para consignar dos libros de Osip Mandelstam, uno de los poetas más grandes de ese continente tan extraño. Coloquio sobre Dante es un brevísimo ensayo que obliga a mirar la obra del florentino como si la experimentáramos por primera vez. Cuadernos de Voronezh es un poemario definitivo, incendio que calcina hasta el último hueso gracias a una flama vital macerada en la tundra. Mandelstam fue el poeta que escribió a su mujer, cuando cumplía una condena de trabajos forzados en los Urales, “de qué te quejas, éste es el único país que respeta a su poesía: mata por ella”.
Suburbio americano. Un vistazo al mundo fascinante y enfermo de nuestros vecinos incómodos. Se trata de compendio de fotos, reportajes, entrevistas y video. Material de primera mano que enloquecerá con honestidad hasta a los snobs más ignorantes. Calidad absoluta.
Cultura reversible. Un lugar para delirar por horas frente al monitor. Con swing y buen ritmo.
El arte del skroll o de porqué tumblr es un escaparate que privilegia la pornografía. El mundo está lleno de tumblrs fascinantes, lo que vuelve a dicho medio profundamente adictivo. Se trata de verdaderos gabinetes de curiosidades que van de la ciencia a la medicina, pasando por la geografía, la cocina, la pintura y el esténcil. Y también hay pornografía, mucha pornografía, esa gran desconocida en opinión de Naief Yehya. Algunas galerías son más bien conservadoras y rutinarias, como ésta. Otras, en cambio, son interesantes y musicales, como ésta. Otras sencillamente hacen poesía, como ésta.
“Extracción de la piedra de la locura”. Los trepanadores (y trepanados) redactores de Wired exploran el extraño pasado y el prometedor futuro de la lobotomía.
“Erasmo de Rotterdam”. Un ensayo sobre sobre el sabio europeo a cargo de Stefan Zweig, suicida y profeta.
“Los últimos días de Ovidio”. Contado por Vintilia Horia. Un libro raro y oscuramente fascinante.
Morgue y otros poemas. Un libro de Gottfried Benn.
Pero sábelo:
vivo días bestiales. Soy una hora de agua.
Por la tarde se adormece mi párpado como bosque
y cielo.
Mi amor sólo sabe pocas palabras:
se está tan bien junto a tu sangre.
La ciudad como abstracción. La ciudad como hipervínculo: la ciudad como una topología espectral que ocurre sobre sí misma, en su representación y en el tiempo; lugares por los que se puede transitar y vivir, territorios que reconocemos con el cuerpo y la mirada: sitios a los que accedemos, fundamentalmente, desde la pantalla. De eso se trata este fascinante proyecto: “HyperCities is a collaborative research platform for traveling back in time to explore city space”.
El inventor de objetos imposibles. Un orate verdaderamente exquisito. Ver para creer.
En México, todos los días un hombre de obsidiana me ofrece los soles perfectos y diminutos que constituyen las tortillas (tlaxcalli era su nombre antes de que lo mal pronunciaran españoles). A veces le compro, otras no le abro. Hace apenas un momento me he dado cuenta de este milagro cotidiano.