La importancia de la oxitocina (en el deporte como en el amor)

A primera vista quizás no resulte evidente la importancia que tiene la oxitocina en cualquier tipo de competencia o desempeño físico. ¿Qué tiene que ver un grupo de hombres dando patadas para intentar llevar una pelota a una red con una madre amamantando dulcemente a su hijo?... Más evidente es la importancia de la testosterona en una competencia --hormona que no solo aumenta la confianza y agresividad, aumenta la velocidad de reacción. Pero al parecer la oxitocina, conocida como la hormona del amor (hormona de la socialización, quizás sería un mejor término), también juega un papel importante en el desempeño de los atletas, especialmente cuando se encuentran en el marco de un equipo.

La oxitocina promueve las relaciones intersociales, hace que las personas se gusten: las madres que acaban de tener un hijo están llenas de la hormona --o las parejas recientemente formadas--; la oxitocina sirve para vincular y consolidar una relación. Hasta hace poco no se pensaba que esta neuropéptido jugara también un papel de los deportes de competencia. Pero tiene una clara lógica. Como dice Gert Jan Pepping, autor de un nuevu estudio científico sobre la oxitocina y la competencia, "Ser parte de un equipo involucra emociones, como cuando un equipo anota, y esas emociones están asociadas con químicos  cerebrales".

Para el estudio en cuestión se revisaron múltiples partidos definidos vía tandas de penalties en diferentes torneos internacionales de futbol. Los investigadores hallaron que cuando los tiradores celebraron sus goles con gestos como levantar los brazos, el tirador siguiente tuvo mayor efectividad en su disparo que cuando no hubo un gesto conspicuo en la celebración. Esto, explica Pepping, podría tener que ver con una "transferencia emocional": la exitación de una persona genera una serie de reacciones bioquímicas entre la gente que lo rodea (¿quizás a través de las neuronas espejo?). Un tirador con una descarga de oxitocina en el cerebro debería de tirar mejor un penalty.

Aunque es difícil de cuantificar esto, en el 2008 un estudio descubrió que corredores de larga distancia tenían mayores niveles de oxitocina después de completar un maratón que antes. Y, como reporta el New York Times, un estudio reciente muestra que roedores de la pradera que se ejercitaron por seis semanas aumentaron su producción de oxitocina y rápidamente se aparearon con hembras disponibles, mientras que los machos que no hicieron ejercicio no mostraron interés en una pareja.

Otro de los aspectos por los cuales la oxitocina podría mejorar el desempeño de un deportista, es que, como en cualquier otro aspecto de interacción con otras personas, en los deportes es importante poder leer el lenguaje corporal de compañeros y oponentes para poder reaccionar anticipadamente o tomar alguna decisión. La oxitocina facilita la capacidad de leer las emociones de los demás, a la vez que aumenta la sensación de pertenencia dentro de un grupo y el rechazo para aquellos que amenazan ese grupo.

En los últimos años hemos visto la proliferación de la celebración como parte importante de los espectáculo deportivos. Esto más allá de la atención televisiva que se le da a estos festejos, podría tener que ver con que aumentan los niveles de oxitocina de un equipo. Algo que incluso podría aprovecharse sistemáticamente para mejorar el desempeño de un conjunto. El contacto físico --abrazos, besos, caricias-- también aumenta los niveles de oxitocina, por lo que, aunque quizás no sea bien visto por algunos fanáticos homofóbicos, un equipo que constantemente esté tocándose podría tener una ventaja competitiva. A fin de cuentas es la química de un equipo lo que los lleva a ganar.

[New York Times] 

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