Gracias a la ayuda de un escáner de tomografía axial computarizada, investigadores fueron capaces de corroborar algo que resulta simplemente sorprendente: imágenes que evidencian cómo los colémbolos —especie de artrópodo hexápodo cercana a los insectos— utilizaban moscas a manera de “aviones”. En ellas se puede observar a los minúsculos animales situados en una depresión en forma de “V” justo en la base de una de las alas de una mosca de mayo
A partir de múltiples tomas y ángulos en 3D fue como se llegó a visualizar cómo dentro de un ámbar permanece el colémbolo levemente desprendido de la mosca. Esto da indicios de que estaba intentado escapar fuera de la resina cuando quedó atrapado entre la viscosidad.
Sobre los datos obtenidos, David Penney y sus colegas, a través de un comunicado, señalaron que: “Las imágenes son realmente impresionantes, este método pionero de estudio de los fósiles nos ha proporcionado una comprensión del comportamiento de uno de los organismos más predominantes del mundo”.
Los colémbolos son criaturas de, aproximadamente, 2 milímetros de largo. Se hallan en gran número en todo el planeta. Los jardineros las llaman “insectos minúsculos” que astutamente se mueven a grandes velocidades cuando detectan un movimiento del suelo y poseen increíbles habilidades para dar saltos cuando están ante un peligro evidente. Por su parte, las moscas de mayo adultas tienen una vida que va desde 60 minutos hasta un par de días, aunque todo depende de la especie.
Por estas condiciones en ambas especies, resulta casi imposible el estudio en su hábitat natural. Sin embargo, ya se tenía registro de que los colémbolos son capaces de colonizar, especialmente, islas recién formadas, aunque poco se conocía sobre cómo se desplazaban de un lugar a otro.
A partir de un caso en el que fue hallada una pieza de ámbar báltico en el que habían quedado atrapados 5 colémbolos en hilera, fue que Davis Penney comenzó a analizar más sobre este ejemplar.
“Inicialmente había pensado que la criatura sobre la mosca debía ser un minúsculo pseudoescorpión, que se sabe usan a otras criaturas para transportarse, y no es corriente ver este tipo de comportamiento en ámbar. Me interesaba el hecho de que esta fuera la primera vez que una criatura era encontrada sobre una mosca adulta, pero no aprecié realmente el significado del hallazgo hasta que no usé el escáner TC y pude identificar al ejemplar como un colémbolo”, explicó Penney.
De no haber sido porque ambas especies quedaron atrapadas en el ámbar, los investigadores difícilmente hubieran podido estudiar el comportamiento y la relación entre la mosca de mayo y el colémbolo.