El renacimiento de la medicina psicodélica sigue en marcha. El relato de una mujer que participó en un estudio con voluntarios de la Universidad John Hopkins sugiere que la psilocibina y el LSD tiene un enorme potencial para tratar diversas enfermedades, incluyendo el cáncer.
Una nota sinfónica encendió tres hebras de una luz rojiza que corría como agua a mi lado derecho. Tonos profundos eran enormes nubes azules que se vislumbraban en la distancia, vertidas desde el cielo. Un largo sonido de violín tornó de amarillo el cielo, trayendo consigo la forma de un cometa que desapareció detrás de mí.
Esto sucedió la primera vez que una mujer ingirió psilocibina –ingrediente activo de los hongos alucinógenos– como parte de una investigación científica que comprobaría la hipótesis de que esta sustancia ayuda a las personas con cáncer a hacer frente a los estragos de la enfermedad, como la depresión y la ansiedad.
Actualmente en Estados Unidos solo hay dos estudios clínicos relacionados a este tratamiento, aunque otro está programado para comenzar a funcionar en el Reino Unido, --con la problemática de que el uso médico de la psilocibina aún se enfrenta con opositores en el mundo de la medicina mainstream.
La mujer fue diagnosticada con cáncer de mama en el 2009. A partir de la noticia, su vida comenzó a desmoronarse. “Me la pasaba todo el día llorando. Empecé a buscar la manera de cómo matarme”.
Tanto en Estados Unidos como el Reino Unido, donde tuvo su cirugía, abunda la búsqueda constante por hallar curas para enfermedades y salvar vidas. Sin embargo, toda esa tecnología no puede llenar el vacío que esta mujer sentía. La desmoralización es común entre los pacientes con cáncer. La obsesión por su futuro y la supervivencia es un común denominador entre los enfermos. El sistema no está capacitado para ayudar a los médicos a saber tratar a los pacientes.
Como resultado de ello, decidió buscar métodos alternativos para tratarser. Tuvo como respuesta una sustancia que en los 70 estaba criminalizada, pero que actualmente es una esperanza para personas con esta enfermedad.
Como parte de un estudio, ella y 40 mil pacientes más fueron administrados con psilocibina y LSD para tratar distintas enfermedades: cáncer, alcoholismo, depresión y trastorno obsesivo-compulsivo, principalmente. Los resultados mostraron extraordinarias mejoras en temas relacionados a la superación del dolor, miedo, comportamientos impulsivos y aislamiento. Después de una dosis administrada en un entorno clínico adecuado, los alucinógenos disminuyeron los síntomas y mejoraron los resultados terapéuticos que otro tipo de alternativas no habían ofrecido. Muchos pacientes experimentaron una epifanía psicoespiritual en la que, aseguran, se percibe y vive la unión del Universo con la vida que tiene un significado más allá de lo que está sucediendo en el cuerpo.
“Set and Setting” es la ecuación indispensable para la terapia asistida por alucinógenos. “Set” se refiere al "modo de pensar”, la actitud mental y emocional del paciente hacia la experiencia alucinógena. "Setting" es el entorno físico y social –la habitación o el espacio mismo, y las personas que están presentes con el paciente durante la experiencia.
El “set” debe incluir fuerza de voluntad para eliminar pensamientos aterradores e imágenes que afectan el tratamiento; una parte medular del “set and setting” es depositar la confianza en los guías que auxilian durante la sesión. Las imágenes y los sentimientos pueden ser sublimes y trascendentales o aterradores y repugnantes.
Cuatro psicoterapeutas realizaron una entrevista a la mujer, quien menciona que además tuvo que llenar cuestionarios de más de 50 páginas sobre su estilo de vida, depresión, hábitos, entre otras cosas. Médicos controlaron su presión arterial cada 15 minutos y los exámenes que le realizaron mostraron males de los que ella no estaba consciente: diabetes, arritmia cardiaca y un mal hepático. Todos sus sentimientos fueron descritos: traumas de la niñez y conflictos internos. Es necesario que los guías tengan la mayor información posible, ya que si surge algún trauma o pensamiento sumamente negativo, necesitan saber cómo auxiliar al paciente.
“No todos tienen una experiencia trascendental en la que sienten una profunda unidad de todas las cosas: una unión con el Universo y con Dios. Al principio no sucedió esto, pero con el paso de los meses me di cuenta de que los beneficios son inconmensurables. Ahora esa tendencia a juzgarme con dureza ha menguado. Ahora soy capaz de sentir compasión por mí misma y sin preocupación por el futuro”, dijo la mujer quien asegura ya no temer por su vida ni por morir sola. Sin embargo, los efectos de los alucinógenos como terapia alternativa dependen de los sentimientos del paciente, sus percepciones y la forma en que él o ella procesan la experiencia vivida. La psilocibina funciona proporcionando un puente neuroquímico entre los pacientes y los terapeutas.
El tratamiento con alucinógenos no puede, ni podrá, ser un tipo de medicación diaria. El paciente tendrá posiblemente una o dos sesiones en alguna clínica o un hospital, y no más. Las poderosas imágenes y sentimientos con que se trabaja requieren de una preparación y orientación a lo largo de la experiencia que, generalmente, dura de 4 a 7 horas.
“Los alucinógenos es una llave que abre una puerta que difícilmente por otros medios se abre”, dijo el doctor Richards.