El fotógrafo de origen español Alejandro Guijarro visitó algunos de los laboratorios y centros de investigación nuclear más importantes del mundo —Oxford, California en Berkeley, Stanford, Cambridge, el CERN y el Instituto de Física Corpuscular— para capturar esa superficie hermética de signos en donde se condesa el conocimiento cuántico, fragmentos de ideas cuya comprensión parece reservada solo a unos cuantos iniciados.