El ojo celeste de Google Earth logra captar el tejido de la tierra, líneas geománticas y una armonía que se espejea entre sí, enamorada de una forma botánica prístina que lo mismo surge vista desde un satélite que desde el ojo de una hormiga. Esta forma primordial se representa como la nervadura de una hoja, la expansión vegetal que horada la superficie en una iteración autorreferente o el delta de un río que lo mismo fluye por la superficie de la tierra que por una mano o por un cauce neurológico. El fractal parece ser el sello con el que se reproduce la unidad inherente entre todas las cosas, la correspondencia como ritmo de repetición.
Con el desarrollo de tecnología satelital, ente muchas otras cosas, hemos descubierto una correspondencia formal entre el mundo microcósmico y el mundo macrocósmico, por trazar una diferencia. Ocurre en ocasiones como si la forma de una piedra reflejara la forma de la montaña en la que se encuentra vista desde el espacio --o una hoja un árbol.
“Una vez que desarrollas el ojo del matemático de fractales, los ves en todas partes, cada cosa que ves está descrita como una referencia de sí misma o de otra cosa... se ve como un hombre, como un gato, como un cactus, como una cucaracha, nos recuerda casi todo lo que está vivo y sin embargo es en sí misma única y nueva”, dijo Arthur C. Clarke sobre los fractales, la fórmula matemática de iteración inscrita en la naturaleza descubierta por Benoit Mandelbrot.
El material aquí recopilado es obra del profesor Paul Bourke, de la Universidad de Western Australia, quien ha venido documentado la aparición de patrones fractales en la naturaleza. En su sitio Bourke cuenta con una extensa selección de imágenes satelitales las cuales publica en su sitio web junto con los archivos KMZ que permiten a los usuarios ubicar estos lugares por su cuenta.
Sinuosidades verdes en Malasia
Líneas neurales arborescentes que se bifurcan en un jardín, visto desde el espacio, en España.
La topografía intensamente intrincada del paisaje ruso evoca las conexiones atestadas de un cerebro.
Hojas otoñales labradas en la superficie de la Tierra en China.
Vasos comunicantes autorreferentes, nieve y agua, en Groenlandia.
Áurea profundidad iterada en Sudáfrica.
Mínimas fracturas reverdecen los planos colombianos.
Nodos de vegetación que forman un especie de Internet en Angola.