La llamada “hermandad prerrafaelita” fue un amplio movimiento artístico ocurrido en la Inglaterra del siglo XIX que incluyó a poetas, pintores y críticos, fundado por William Holman Hunt, John Everett Millais y Dante Gabriel Rossetti. Su nombre obedece a que rechazaron la “mecanización” con que otros artistas adoptaron el manierismo posterior a Rafael y Miguel Ángel y, por el contrario, se inclinaron por los estilos anteriores, como otros pintores italianos y aun algunos flamencos previos.
Actualmente el museo Tate Britain exhibe una muestra prerrafaelita que, entre otras piezas, incluye Lorenzo and Isabella, un cuadro de 1848 obra de Millais, la cual destaca porque un investigador recién anunció que ahí pueden observarse sutiles símbolos fálicos que redondean el sentido de la imagen.
Carol Jacobi desafía así la idea convencional que se tiene sobre la época victoriana, en la que supuestamente toda alusión sexual estaba reprimida completamente y bajo ninguna forma se le permitía salir a la luz.
La pintura mencionada traduce un cuento ya narrado por Bocaccio y después poéticamente por John Keats, en el que un par de hermanos, mercaderes en Florencia, descubren que su hermana (Isabella) sostiene relaciones ilegales con un escribiente (Lorenzo), amores que por esta razón son perseguidos y forzados al disimulo y el ocultamiento.
Según Jacobi, en la pintura alusiva hay al menos un par de sutiles símbolos fálicos que, de alguna manera, “enriquecen nuestro entendimiento de los personajes”, acaso correspondiendo este carácter furtivo con el fingimiento al que estaban obligados los amantes.
La también curadora del Tate asegura que no se trata de un “hecho aislado o un lapsus freudiano”, sino de un mensaje quizá deliberado que aguarda a que el espectador lo descifre.
En la pintura, los dos hermanos parecen estar hablando a Isabella, con gesto poco amigable, reconviniéndola tal vez y, como dice Jacobi, quizá ambos “están pensando en el deseo y los peligros del deseo”.
En este contexto, el cascanueces que sostiene uno de ellos en su mano y su pierna extendida parecen metáforas claras de un miembro masculino, penes figurados que buscan apoyar el discurso preventivo del hermano. Por otro lado, detrás de este mismo hermano puede observarse un salero caído y con parte de su contenido derramado, un símbolo que para “las audiencias victorianas” —sostiene Jacobi— significaba “falta de control sexual”.
En cualquier caso, si esta teoría es cierta o no, nos enseña ya que muchas veces el arte es más de lo que aparenta, y que la recompensa de su cultivo se encuentra cuando se decodifican las claves que nos muestra pero que nuestra falta de conocimiento nos mantiene ocultas.