En una protesta que mucho tiene de inusual y que por eso mismo ganó la atención internacional, un par de activistas suecos realizó una maniobra contra el así llamado “último dictador de Europa”, el presidente Alexander Lukashenko, a quien se le acusa de atentar contra la libertad de expresión de los ciudadanos bielorrusos.
Estos hechos ocurrieron el pasado 4 de julio, cuando miembros de Studio Total, una firma de relaciones públicas con sede en Suecia, soltó un total de 879 osos de peluche (provistos de sus respectivos paracaídas) cerca de Ivenets, una ciudad cercana a la capital Minsk, portando cada uno mensajes a favor de los derechos humanos.
Los autores de la protesta, Thomas Mazetti y Hannah Frey, dijeron entonces que su intención era llamar la atención de mundo entero sobre lo que está ocurriendo en Bielorrusia y el régimen de inclinaciones militares impuesto por Lukashenko (con todo lo que esto implica en cuanto a la pérdida de derechos civiles).
En aquellos días el gobierno bielorruso negó la incursión aérea, pero un par de detenciones y renuncias ocurridas recientemente revelan que las investigaciones procedieron y, por lo tanto, que las autoridades tuvieron conocimiento del hecho (solo que no quisieron aceptarlo ante la opinión pública).
El general Dmitry Pakhmelkin, comandante de la Fuerza Aérea, fue removido de su cargo; asimismo, el estudiante de fotografía Anton Suryapin y el empleado de gobierno Sergei Basharimov fueron detenidos y podrían pasar hasta 7 años en prisión por ayudar a que otros cruzaran ilegalmente la frontera.
Esta situación, por supuesto, es desafortunada, pero quizá al final no se revele del todo estéril. Recordemos que Srdja Popovic, uno de los artífices de la salida de Slobodan Milošević de la presidencia serbia en el año 2000, recomienda ampliamente el humor y el ingenio como tácticas que dejan al descubierto lo absurdo que es soportar una tiranía (y lo sencillo que es sacudírsela de encima).
Con información de The Telegraph y Sky News