Sin embargo, desde abril de 2011, cuando fue dado a conocer el informe de la investigación, ya se sabía que Goldman Sachs “realizó operaciones con hipotecas basura durante la crisis sin alertar a los clientes del alto riesgo de esos productos”, una práctica a todas luces fraudulenta y alevosa, que basó su provecho en la posición privilegiada del banco con respecto a quienes le confiaron su dinero.
La decisión de la dependencia gubernamental corona una serie de medidas y acuerdos por los que el llamado “calamar vampiro” se ha ido librando paulatina y cuidadosamente de posibles acusaciones en su contra y de cualquier indicio de responsabilidad por las pérdidas millonarias que hubo cuando la burbuja inmobiliaria estalló en 2007, provocando que miles de personas perdieran fondos de inversión o pagaran hipotecas que sobrepasan por mucho el verdadero valor de sus propiedades.
[Público]