Brain Pickings publica una vieja entrevista de Stanley Kubrick en Playboy (cuando Playboy además de conejitas tenía detrás de sus páginas a las mentes más brillantes: Robert Anton Wilson fue su editor). En una demostración de aguda sensibilidad, el impenetrable director de algunas de las mejores películas del cine, especialmente de la enigmática 2001: Odisea en el Espacio, se revela como un maestro psicologista capaz de penetrar en el oscuro mandala de la condición humana. Kubrick, a sabiendas o simplemente porque la más profunda lucidez llega a la misma sombra psíquica, casi calca la frase de Carl Jung: "el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser". Y así Kubrick nos permite descubrir el sentido de sus películas (0 de hacer cine), que después de todo son justamente eso: luz humana que ilumina la oscuridad.