Estética accidental: coquetas abstracciones emergen de una polaroid rota

El genial director David Lynch advierte que a lo largo de sus filmaciones, aquellos eventos que en un principio parecen graves errores terminan por dar vida a los más grandes aciertos de su obra. Este movimiento metafísico de judo, que termina por transmutar un cause energético a favor de la intención, se ha manifestado en la serie Ruined Polaroids, de William Miller. 

Originalmente el fotógrafo neoyorquino se consideró así mismo un tipo afortunado cuando encontró una Polaroid SX-70 en una venta de artículos de segunda mano, por solo veinte dólares. Sin embargo, su optimismo existencial se vio amenazado cuando notó que la reliquia vintage que recién había conseguido estaba rota. Una vez superado el impulso de devolverla y recuperar su billete de $20, Miller decidió aprovechar los múltiples 'defectos' ópticos de su Polaroid y terminó por enamorarse de la estética accidental que emanaba del caprichoso dispositivo.  abstracciones surrealistas que emanaban.

Pero luego de conocer la historia detrás de estas oníricas imágenes llegan las grandes interrogantes: ¿Se puede hablar de arte en casos donde la 'obra' final surge de manera accidentada o simplemente debiese definirse como buena fortuna estética? ¿Requiere un proceso artístico de la intención específica de su creador respecto al resultado, o es la experiencia que la pieza provee al espectador el único requisito? En pocas palabras... ¿Puede el arte ser un accidente?


 

© 2017 - pijamasurf.com Todos los derechos reservados