El pasado 18 de marzo Lin, nativa de Taiwan, se encontraba conectada a esta que es la más popular de las redes sociales, manteniendo una conversación con nueve contactos suyos, a quienes les informaba puntualmente sobre la asfixia gradual en que estaba sumida. La mujer incluso subió un par de fotografías desde su teléfono móvil que daban testimonio de su situación: la primera de dos animales de peluche carbonizados y la segunda de una habitación llena de humo.
Uno de sus amigos, identificado como Chung Hsin, rogó a Lin que se tranquilizara, abriera la ventana y apagara el fuego. Igualmente los demás le pidieron que se detuviera e intentaron localizarla, pero ninguno llamó a la policía.
Las últimas palabras de Lin, escritas en chino, fueron: “Demasiado tarde. Mi cuarto está lleno de humo. Acabo de postear otra foto. Incluso mientras muero, todavía quiero FB [Facebook]. Debe ser veneno FB. Haha”.