Los asteroides son una amenaza latente para nuestro planeta. Mientras alguno de los dos exista, las probabilidades de impacto se mantienen. Para desgracia nuestra, los expertos sobre el tema son incapaces de predecir con certeza cuándo podría ocurrir esto.
Lo que sí se puede hacer, sin embargo, es construir un mecanismo de defensa contra la catástrofe. Y justamente esa es la tarea que se impuso Alan Harris, investigador de asteroides en el Centro Aeroespacial de Alemania. El mes pasado, el científico organizó un equipo de colaboración con 13 colegas de todo el mundo para diseñar el NEOShield, un escudo para la Tierra contra dichos cuerpos celestes.
A pesar de la velocidad (entre 5 y 30 kilómetros por segundo) y las dimensiones de los asteroides, es posible desviar su curso y evitar la colisión con otro cuerpo como nuestro planeta. El asunto es, como dice Amy Shira Teitel, “estar en el lugar adecuado en el momento adecuado para darle al objeto el empujón adecuado en otra dirección”.
Harris y el resto de los investigadores están desarrollando algún método para propiciar este “empujón”. Hasta ahora parecer ser que el procedimiento más viable es estrellar una nave espacial contra el cuerpo rocoso, preferiblemente una no tripulada y teledirigida.
En este caso el principal problema sería guiar con precisión esta especie de proyectil contra un objetivo en movimiento en el ángulo correcto. Igualmente hay que tener en consideración los efectos del movimiento del combustible en la ruta de la nave. Aunque, dicen algunos, para esto último podría utilizarse la misma atracción gravitacional del vehículo para llevar al asteroide a otra órbita. “Este método solo existe en el papel, pero podría funcionar”, admite Harris.
Por último está la opción de los explosivos, organizar una fiesta de pirotecnia supra-atmosférica que tenga como beneficio adicional salvar a la Tierra de la destrucción. Previsiblemente, este método se desaconseja por la lluvia de peligrosos residuos que podría provocar sobre la superficie terrestre. En relación a esto dice Harris: “La mayor fuerza que podría emplear para desviar al asteroide de su ruta sería una explosión nuclear. Esta técnica se considera muy controvertida”.
El proyecto NEOShield tiene de entrada presupuesto asegurado por 3 años, durante los cuales la Unión Europea aportará 4 millones de euros y otros socios internaciones casi 2 millones más. Luego de recabar información sobre el comportamiento de los asteroides y realizar simulaciones por computadora sobre estos impactos, intentarán idear el mejor método para proteger a la tierra de un eventual y devastador impacto cósmico.