El músico tokiota Masaki Batoh ha diseñado una singular máquina que convierte las ondas cerebrales en sonidos similares a los que se producen con el instrumento electrónico conocido como theremín.
Batoh, que perteneció a la banda de rock experimental japonesa Ghost, nombró a su invención “BPM Machine”, por “Brain-Pulse Music”, “Música de pulsos cerebrales”, y consiste en un casco recubierto de cables y circuitos conectado a una tarjeta madre. Las ondas cerebrales se recogen de los lóbulos parietal y frontal, de donde son enviados a la tarjeta para pasar de ondas radiales a un pulso que se percibe como sonido.
“La reflexión segundo por segundo de nuestro estado mental hace por sí misma un sonido que escuchamos instantáneamente. La sincronización de la onda cerebral y del sonido me conmovieron”, dijo Batoh.
Entre las fuentes de inspiración del japonés —además, claro, de la música— se encuentra la acupuntura, disciplina sobre la que actualmente trabaja. Según él, tanto la acupuntura como la BPM operan directamente sobre las estructuras nerviosas del cerebro, tanto sincrónica como diacrónicamente: en el momento pero también a lo largo del tiempo.
En un principio Batoh tenía la intención de grabar un álbum utilizando exclusivamente su máquina, pero la tragedia causada por el tsunami del 2011 alteró diametralmente sus planes. Sin embargo, conforme volvió a tener contacto con la gente, sobre todo gracias a su consultorio. Entonces, al advertir el estado emocional en que se encontraban muchos de sus pacientes, el disco se convirtió en una serie de plegarias, réquiems y otros sonidos en honor y recuerdo a las víctimas del desastre, envueltos en algunos de los ritmos tradicionales de la cultura japonesa.
Las máquinas BPM, por cierto, pueden adquirirse por un precio de 700 dólares, comercialización que parece justa porque las ganancias serán destinadas a la ayuda de los afectados por el tsunami.
[Wired]