Ahora nueva evidencia aportada por Ben Cook, climatólogo que trabaja con la NASA y la Universidad de Columbia, contribuye a fortalecer esta hipótesis. Según parece, los mayas deforestaron la región que habitaban, con el fin de hacer espacio a campos de cultivo, que apresuró un proceso de cambio climático en la zona que eventualmente desencadenó su ruina colectiva.
Analizando simulaciones climáticas, Cook pudo determinar que el nivel de precipitaciones anuales cayó un 20% en un período de 150 años, desde el 800 hasta el 950, dice Cook que debido a la tala inmoderada que incrementó un fenómeno conocido como “albedo”: la reflectividad de la superficie terrestre que, en caso de reflejar más luz, hace que el área tenga menos energía para provocar lluvias.
Paradójicamente, los mayas pudieron haber provocado este fenómeno por el avanzado conocimiento que desarrollaron sobre agricultura, técnicas de cultivo y muchos otros fenómenos de diversas índole ligados con estas actividades, tecnologías que, quizá sin saberlo, terminaron conduciendo a una sequía letal que acabó con su civilización.
¿Una historia del pasado?
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