El vino resultante de este proceso se ha dado en llamar “vino verde” o “vino de árbol” (“tree wine”; tree se le llama al brote de marihuana por el parecido que tiene con un árbol).
Por ahora Seidel ofrece su creación únicamente en catas y reuniones privadas, pero se reporta que ya algunos vitivinicultores locales apartan un par de barricas de su producción anual para poner a dormir ahí, en un plácido sueño de efluvios cannábicos, un buen manojo de ganga.
Solo esperemos que tanto estos productores de vino como el chef Seide —además de otros que quizá pronto sigan su ejemplo— utilicen para dicho fin marihuana cultivada por ellos mismos con procedimientos naturales, para que sustancias altamente tóxicas como los pesticidas o los fertilizantes no arruinen tan apetecible comunión.
[WCNC]