La estética submarina de los cuerpos desnudos

Un proceso de remediación "vivencial" (o remediatización) de un cuerpo puede, en muchas ocasiones, derivar en una aventura de singular estética. Extraer un elemento, en este caso un cuerpo humano, de su entorno original y colocarlo, no a través de tecnologías digitales o técnicas como el del collage, sino vivencialmente, enfatiza la apreciación de ciertas características que comúnmente nos cuesta trabajo apreciar. 

Y tal vez por está razón es que la serie Omniphantastic, del fotógrafo Neil Craver, remarca la seductora naturaleza del cuerpo humano: moldeable, liviano, revestido de una increíble y coqueta flexibilidad. El discurso visual de Craver está encarnado por figuras plácidamente inertes, mantras corporales que terminan por desdoblarse en hipnóticos escenarios, y posturas que eluden fuerzas supuestamente invencibles (como la de la gravedad).

Pero además del sublime y alegórico desfile que nos presenta Omniphantastic, esta serie fotográfica también alude a una especie de reconexión o recomunión con un medio que, a pesar de no ser en el que nos desenvolvemos a lo largo de la vida, pues somos animales terrestres, fue el ecosistema original que nos alojó en la primera etapa de nuestra existencia. Y en este sentido la obra de Craver también pudiese interpretarse como un tributo a la melancolía uteril, a la belleza de nuestra hiperplácida estadía en el útero. 
 

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