"La propuesta es que cuando el periodo de dos años termina, si la relación no se mantiene estable y armoniosa, entonces el contrato simplemente concluye. Y no tendrías que pasar por el tortuoso proceso del divorcio", afirmó Leonel Luna, asambleísta y co-autor de la iniciativa.
Actualmente en la Ciudad de México se registra un porcentaje de divorcios cercano a la mita de las parejas que contraen matrimonio, lo cual constituye uno de los principales argumentos de los promotores de esta iniciativa. En la capital mexicana ya han sido legalizados tanto el aborto (en ciertas circunstancias) como los matrimonios homosexuales, y esta nueva propuesta enfrenta una vez más a la izquierda de este país con las autoridades eclesiásticas: "Esta reforma es absurda. Contradice la naturaleza del matrimonio. Es otro de los teatros electorales que los asambleístas tienden a montar y que son irresponsables e inmorales", declaró Hugo Valdemar, vocero de la arquidiócesis de México.
Pero a pesar de la polémica que esta iniciativa está provocando, lo cierto es que pudiera ser una medida sensata para hacer frente al creciente número de divorcios. Y, de confirmarse, seguramente sería envidiada por muchas personas alrededor del mundo.
[Reuters]