Simulando un policromático y vertiginoso infinito, la instalación Beyond Infinity del arquitecto francés Serge Salat, en un centro comercial de Shanghai, busca ser una experiencia multisensorial en la que el espectador-participante se sumerge "en un viaje místico". Combinando espejos, luz LED, música y objetos fractales para inducir encantamiento estético y alucinaciones perceptuales, Salat trastoca el constructo espacial, que oscila entre un ambiente disco y el interior iterado de una dimensión puramente digital.
Dentro de la instalación la música y la luz se sincronizan para generar un simulacro de sinestesia en el que los visitantes se mueven a través de atardeceres artificiales ultravioletas y cruzan una "falla vertical infinita" que da la impresión de eliminar el espacio en el que caminan, como si se aventuraran al abismo de la Matrix.
Como es sintomático de nuestra cultura —en la cual el arte a gran escala solo se construye si hace lucir a las corporaciones— esta instalación fue diseñada para promover objetos de consumo, en este caso automóviles Buick que se mostrarán al público dentro de los confines de espejos fractales de colores luminosos, repitiéndose ad infinitum en la pupila metaestimulada de los potenciales compradores.