El cuerpo es de algún modo un recinto (para muchos de nosotros sagrado) que se encuentra en permanente interacción con un mundo repleto de entidades exógenas con las cuales, idealmente, debe construirse un armónico diálogo. Sin embargo, hay ocasiones en que el cuerpo se ve transgredido, ya sea por un acto violento (como un disparo), por una legendaria torpeza (como tragar una decena de imanes), por una dudosa profesión (como los traficantes que ingieren paquetes de drogas) o por un accidente (como aterrizar, tras una caída, en un cuchillo) .
Pero más allá de lo cómico o impresionante que podrían parecer las imágenes que a continuación les presentamos, no deja de ser radicalmente maravilloso cómo el cuerpo, a pesar de verse ultrajado por extraños invasores, es capaz de generar una flexibilidad dinámica tal que puede sobrevivir a estos percances e inclusive funcionar "ordinariamente", adaptándose a la presencia del estrambótico alienígena.
Anne, originaria de Lyon, Francia, se sometió a una operación médica en una clínica local. Tras la intervención quirúrgica se quejó de un ligero dolor abdominal, pero no fue hasta cinco meses después, tras un intenso dolor en el estómago, luego de haber tosido, que se confirmó que los médicos habían olvidado unas tijeras dentro del cuerpo de esta mujer.
Muchos imaginaríamos que detrás de esta impactante imagen existe la historia de una violenta riña o un cruel asalto. Sin embargo, lo que en realidad sucedió es que Ren Hanzhi, un adolescente chino de trece años, estaba pelando una manzana cuando accidentalmente se cayó y aterrizó en el cuchillo que estaba utilizando. Afortunadamente los doctores pudieron remover el arma blanca y esperan que Hanzhi se recupere por completo.
Esta imagen, candidata al objeto más extravagante al interior de un estómago, muestra dicho órgano de un reo —en una prisión de máxima seguridad de El Salvador— que ingirió el teléfono celular para ocultarlo de los guardias.
Un hombre en Corea del sur acudió al médico quejándose de un ligero dolor de cabeza crónico. Cuando le fueron tomados unos rayos X como parte del procedimiento rutinario, los doctores se sorprendieron al encontrar un clavo incrustado en su cabeza. Al parecer el clavo llevaba ya cuatro años alojado cómodamente.
Isidro Mejía, quien trabaja en la industria de la construcción, accidentalmente recibió seis disparos cuando se encontraba cerca de una pistola de clavos. Mejía sobrevivió y al parecer se recuperó por completo.
Leroy Ruetshcer, quien radica en Arizona y tiene 86 años, se encontraba realizando labores de jardinería cuando accidentalmente se cayó y aterrizó en unas tijeras para podar. El mango penetró por su ojo derecho y llegó casi al cuello. Por fortuna los doctores del Centro Médico de la Universidad de Tucson lograron salvar a Leroy.
Una niña de ocho años que se encontraba en una juguetería de Indiana, Estados Unidos, decidió ingerir una serie de balines de acero, combinados con imanes. La niña tuvo que ser operada de urgencia y afortunadamente le pudieron extraer el peculiar "alimento" que había tragado.