Apocalypse II, 1967
El fotógrafo estadounidense Jerry Uelsmann empezó a utilizar técnicas de impresión compuesta hace ya más de 50 años y en su tiempo, mucho antes del photoshop, sus imágenes conjuraban un aura mágica, una habilidad entre surrealista y divina de manipular los objetos de la naturaleza a voluntad, para cuestionar el sentido de realidad del espectador. Hoy mantienen todavía su fescura estética, su estímulo onírico y su fuerza imaginativa.
Desde el final de los cincuenta, Uelsmann empezó a combinar negativos para crear ilusionismos sinéticos de "verdad fotográfica", paradójicos espejismos en los cuales se refleja la arquitectura de la mente, el ojo interior que vuela hilando la luz. Desde el inicio de su carrera Uelsmann se posicionó como un refrente en la fotografía experimental, algunos críticos incluso señalaban que lo que hacía no era fotografía, era otra cosa. Su motivación, según señala, era utilizar la realidad para transmitir ideas y sentimientos, llenar las piedras de mente, elevar los árboles al cielo o hacerlos flotar sobre el mar como estructuras cabalísticas de la divina imaginación que en su infancia experimenta con el diseño del mundo. Y de esta forma desafiar el sentido de realidad de las personas, algo que siempre será bienvenido.
La primera retrospectiva crítica del Jerry Uelsmann abrió sus puertas hace dos meses en el Museo de Arte de la Universidad de Florida, recopilando cincuenta años de fotomontajes y analizando la obra de este artista como precursor pretecnológico de la alteración digital propia, de programas como Photoshop que predominan en el arte y en la industria fotográfica actualmente.
Mechanical Man , 1959.
Magritte’s Touchstone
Untitled, 1976