Para muchos de nosotros el 11 de septiembre de hace 10 años fue un día inolvidable. Por diveras razones, pero entre ellas porque el tejido de la realidad se desgarró ese día, entre el ritual suscitativo de poder masónico, el simbolismo, el simulacro y la energía que se sintió, muchas percibieron una especie de ruptura en la historia de la civilización, un vislumbre estremecedor de la Matrix.
El maestro de la pintura abstracta, Gerhard Richter, también vivió algo especial el 11 de septiembre del 2001, ya que justamente en el momento en el que el vuelo 175 de United golpeó una de las Torres, él se encontraba sobre el Atlántico volando hacia Nueva York con su esposa para llegar a la apertura de una exposición. Cuatro años después el pintor alemán pintó este cuadro llamado "Septiembre" en el que se aprecia vagamente el impacto de una de las aeronaves, pero que conserva una abstracción suficiente para que cada quien proyecte en el lienzo su propia psique y mezcle su significado de esa fecha con el espejo desvaído del horizonte neoyorkino. El glitch del 9-11, la máxima no-imagen, la tela que se desgarra como diciéndonos que la realidad ya no existe. Solo queda un agujero blanco en el cual, como una pintura, proyectamos una matriz de ilusiones.
Los dejamos con otra pintura de Richter para que proyecten su mente en el espejo-lienzo de visiones.