Hace pocos días nos enteramos, no sin sorpresa, que la época de los trasbordadores espaciales había llegado a su fin con el último aterrizaje del Atlantis, una de las flotas espaciales más emblemáticas del programa estadounidense y de la carrera espacial humana, 30 años de transportación interespacial que ahora ya solo existen en los registros al respecto.
A manera de colofón o como queriendo dar la puntilla a los proyectos espaciales iniciados el siglo pasado, quizá para hacer ver que esta nueva época necesita nueva tecnología en la investigación presencial de nuestro universo cercano, Vitaly Davydov, subdirector de la Agencia Espacial de la Federación Rusa, popularmente conocida como Roscosmo, aseguró que la Estación Espacial Internacional podría terminar pronto sus días como cualquier cacharro, carcomido por las aguas salinas del Océano Pacífico.
En la administración Bush estaba previsto que la ISS (por sus siglas en inglés) dejaría de orbitar la Tierra a principios de 2016, sin embargo, al llegar Obama a la presidencia de Estados Unidos, fue autorizada una extensión de su vida útil hasta 2020, fecha después de la cual, a decir de Davydov, no tendría mayor sentido conservar el armatoste girando sobre nuestras cabezas ni como basura espacial que ponga en riesgo la integridad de satélites todavía útiles y futuras naves espaciales:
“Estaremos obligados a hundir la ISS. No podemos dejarla en órbita porque es un objeto muy complicado y pesado”, dijo Davydov en entrevista con una cadena de televisión rusa. “Justo ahora hemos acordado con nuestros socios que la estación se utilizará, aproximadamente, hasta 2020”, agregó.
Sin embargo, recordemos que la ISS fue posible gracias a la colaboración conjunta de los gobiernos estadounidense y ruso, quienes pactaron la cooperación luego de los notables resultados obtenidos durante la Guerra Fría, además de Canadá, Japón y la Agencia Espacial Europea, que también forman parte de la Estación Espacial Internacional. Por esta razón, el destino del centro de investigación espacial más importante de los últimos años no depende del arbitrio ruso.
Según el vocero de la NASA, Joshua Buck, la administración conjunta de la ISS está trabajando para evaluar los elementos en órbita hasta 2028. Por otra parte, en el Congreso estadounidense se dijeron sorprendidos por las declaraciones de Davydov, aunque aseguraron también que “esta no era la primera vez que Rusia se presentaba con una propuesta que parecía salida de sus propios cuarteles”.
Así que, si lo dicho por Davydov resulta cierto, dentro de pocos años miles de millones de dólares terminarán juntado sal y óxido en alguno de los mares de nuestro planeta.