Durante la brillante y perversa conferencia de prensa que le valió a Lars Von Trier el título de persona non grata en el festival de Cannes, el cineasta danés dijo en un tono indescifrabble —entre la broma y la seducción— que quería que Kirsten Dunst protagonizara su próxima película, la cual sería una porno. En esa misma conferencia había dicho ambivalentemente que era Nazi, así que la mayoría pensó que lo de la porno era solo una provocación, sin embargo, parece que con Nymphomaniac Von Trier se estrenará en el cine erótico (aunque tuvo un coqueto orgiástico en Los Idiotas).
Aunque en este caso entramos en un problema de tecnicismos —puesto que una película de sexo hardcore artística puede considerarse o no pornografía— el mismo Von Trier juega con esta definición, sí y no, diciendo que quizás hayan dos versiones, una con penetraciones explícitas y otra no. La trama será la vida sexual de una mujer de 1 a 50 años con una dosis de filosofía y exploración de la psique femenina.
El reto quizás será transformar, a través de la mirada del artista, algo que de otra forma sería porno en una obra de arte, algo que enfrente al espectador con los límites de la moral, el deseo y desinhiba su propia percepción. Si hay alguien que pueda hacer esto, ese es Lars Von Trier.
El director danés fue noticia hace poco luego de que el asesino de Noruega, Anders Behring Breivik manifestara que una de sus películas favoritas era Dogville, y se trazara un paralelo entre la última escena de esta película y la masacre en la isla.