Aunque se reporta que solo 6 mil soldados han muerto en estas dos guerras, se cuentan más de 550 mil miembros del ejército que resultaron discapacitados —y la muertes entre el personal de los contratistas militares que han participado en la guerra, como Blackwater, no han sido contabilizadas.
Por lo menos 137 mi civiles han muerto en Afganistán, Irak y Pakistán como "casualidades secundarias" del conflicto armado, cifra que podría ser muy superior a la que da la Universidad de Brown. Además de los muertos y heridos, muchísimas personas, al menos 7.8 millones, han perdido sus hogares en esos países de Medio Oriente.
Aunque muchos de los costos económicos de la guerra son casi irrastreables, enterrados en diferentes presupuestos, muchos de los cuales burlan o superan la capacidad de contabilidad, ya se han pagado 3.2 billones de dólares (3.2 trillones en inglés). El costo de estas guerras ascenderá al menos a 4 billones en el siguiente año. Entre los gastos absurdos de las guerras se cuenta los 20 mil millones de dólares que se han gastado en aire acondicionado, particularmente en el combustible para hacer llegar y mantener funcionado el AC que vuelve soportable la condición climática para las tropas estadounidenses acantonadas en territorios de Afganistán e Irak en donde se superan los 50° C. Que este gasto en específico sea 4 veces más que el presupuesto anual de las Naciones Unidas, no da cuenta de la total demencia que la guerra trae consigo. Asimismo, la guerra de Estados Unidos ha causado serios daños en el medio ambiente de estos países. Irak, una de los países con mayor historia y riqueza cultural, ha sido prácticamente destruido.
Mientras que la guerra ha afectado gravemente la economía del pueblo estadounidense, las corporaciones que han obtenido contratos militares para desarollo tecnológico, entrenamiento de tropas, para reconstruir los países que han sido asolados y para explotar los recursos naturales, se han enriquecido enormemente, demostrando que la ofensiva bélica representa un gran negocio para una élite privilegiada por el gobierno aunque sea un desfalco para la población general.