Ira Cohen, el fascinante fotógrafo, editor, poeta y cineasta, y uno de los artistas predilectos de los editores de Pijama Surf, murió hace unas semanas en su natal Nueva York a los 76 años. La versatilidad underground impresa en su obra, así como el discurso creativo que logró acuñar a lo largo de décadas de trabajo, hacen de Ira Cohen uno de los más lúcidos y alter-refinados artistas del último siglo. Nómada, alquimista, y apasionado fumador de hashish (incluso público un libro dedicado a la cocina canábica:“The Hashish Cookbook”) Cohen se codeó con el jet set alternativo de los sesentas y setentas pero siempre mantuvo una genuina discreción envuelto en las sombras y escudándose con un perfil de místico solitario.
En su faceta de producción fotográfica, cuyo clímax ocurrió a mediados de la década sesentera, su loft en Jefferson Street, se convirtió en una especie de catedral subcultural del retrato psicodélico, y entre las múltiples personalidades que desfilaron en este recinto para er retratados podemos nombrar a William Burroughs, Jimi Hendrix, y Alejandro Jodorowsky, entre muchos otros. La peculiar técnica de Cohen consistía en fotografiar el reflejo de la persona proyectado ya fuese en las paredes o el techo de su estudio, los cuales se encontraban forrados con láminas de Mylar, una película de polyester que permite replicar los reflejos. Los resultados de esta técnica fueron descritos por Jimi Hendrix "como el ver a través de un ala de mariposa".
Ira Cohen fue estimado, y en la mayoría de los casos también admirado, por gente como Andy Warhol, Bob Dylan, el propio Burroughs, Brion Gysin, Paul Bowles, Allen Ginsberg, entre otros. Su espíritu peregrino lo llevo a transitar a lo largo de la India, incluyendo los Himalayas y Nepal, así como por el norte de África, en donde se impregnó del misticismo árabe que eventualmente jugaría un papel significativo en su discurso artístico. En Pijama Surf estamos seguros que Ira habrá tenido una transición risueña hacia "el más allá" y sabemos que en dondequiera que se encuentre, su talento sabrá ser apreciado.
Song to Nothing
And surely we will die without memory
coming to cold in the shadow of space
& if it isn�t too late
for the star to love you
spraying the sky w/ whispers
attuned to galaxies hungry for flame
And if the tongue of night sings
of Albino winos
till the morning light shafts
the doorway
then surely we will die tonight
faceless at the White
Gate
sharing the smoke
w/ ancient shapes in future garb
and you stand somewhere there
on the other side
feeding on the pain of dreamlessness
Wherefrom the misty morning of
white shadows
& the unresisting need to destroy?
Samael, Samael, I beg it may be forgiven
that they may be driven
out of the black into the white
Only let the dazzle remain
for gamblers to surprise,
the strategic diamond, the throne
of compressed bone
in the unshored dark
where only light can forgive
& your mind is singed
Embers of echoes in the vastness
disguise the yearning to burn
blind eyes
in arrogant displays of feeling�
Running wild these beasts will feast
on the newborn kind
for surely we will die tonight
unless we learn to ignore
what the others live for
on the other side of morning
& the Skin of Nothing left by the same
summer
masks the faceless wanderer
O let it happen,
this weird to discover
the shape of Beauty in everything
extreme
for surely we will die tonight
whether we will or whether we
dream
O Samael, forgive the dreamer
forgive the dream
The Song of Nothing is your lullabye.