No importa si decidiste hacerte un tatuaje por motivos religiosos, para conmemorar un evento significativo en tu camino personal, o simplemente para ser parte de la masiva moda que llevó a millones de personas a tatuarse durante la última década, lo cierto es que, en sintonía con la ley universal de la impermanencia, tu tatuaje también resentirá el paso del tiempo: la tinta migra a través de tu piel, si, ella de algún modo, también tiene vida (tal vez no debiera existir el concepto de seres inanimados).
Recientemente se ha configurado el primer modelo matemático enfocado a prever las transformaciones que experimentará tu tatuaje a lo largo del tiempo. Creado por Ian Eames de la University College London, este modelo incluso podría convertirse en uno de los criterios para seleccionar entre uno u otro diseño, al menos para aquellos que ven en los tatuajes un recurso más estético que simbólico. De acuerdo con esta secuencia de Eames, se confirma algo que podría ser más o menos intuitivo: entre mayor complejidad del diseño mayor será el deterioro. La tinta de un tatuaje se queda archivada en las células de la piel e inevitablemente tenderá a dispersarse cuando estas células comiencen a morir o a dividirse. El modelo de Eames es el primero en predecir el paso del tiempo en un tatuaje ya que modela el movimiento celular y su influencia en la distribución de la tinta. Además, toma en cuenta, sorprendentemente, otros factores como la edad, el tamaño del tatuaje, el tipo de piel, e incluso la exposición al sol.