Afortunadamente para los administradores del museo, comenzando por Sigurdur Hjartarson, un ex profesor de historia y quien es el fundador y director, un donante fallecido hace unos pocos meses destinó en vida su pene para trascender en las vitrinas del museo falológico. “Creo firmemente que esto mejorará y reforzará el lugar”, declaró Hjartson a los medios, quien además narra en su sitio web los comienzos del recinto: "Algunos de los profesores solían trabajar en verano en una estación ballenera cercana y empezaron a traerme penes de ballenas, supuestamente para gastarme una broma. Luego, de forma gradual, surgió la idea de que sería interesante coleccionar especímenes de más especies de mamíferos”.