¿Conductores de TV controlados mentalmente a través de microondas?

Hasta ahora se han registrado cuatro casos de populares conductores de TV en los que súbitamente parecen entrar en un estado de espontáneo aletargamiento. El patrón de esta especie de lobotomía digitalizada sigue, en todos los casos, relativamente el mismo patrón: comienzan a hablar normalmente y de pronto su discurso decae a balbuceos sonoros mientras que se les puede observar notablemente confundidos y poco estables. Y el hecho de que este fenómeno se haya repetido en diversas ocasiones ha motivado algunas teorías conspiracionistas que apuntan a una hipótesis: es el resultado de experimentos por parte del ejército de Estados Unidos para ejercer control mental a través de microondas y que por alguna razón ha afectado turbiamente el desempeño de estos conductores.

Aunque esta teoría pueda sonar un tanto descabellada lo cierto es que no deja de resultar viable, sobretodo si tomamos en cuenta otras variables del contexto histórico (múltiples programas de control mental que, confirmadamente, ha probado el ejército estadounidense, el aprovechamiento del Big Media para ejercer manipulación masiva no solo a nivel ideológico sino incluso neurocultural, etc). El gobierno de Estados Unidos jamás ha aceptado que opere programas de investigación relacionados con el control mental a través de la emisión de microondas pero al parecer es uno de los métodos de tecnomanipulación más prometedores. El objetivo es simular señales en el cerebro de la “víctima” que se proyecten explícitamente en su movimiento y habla, terminando por inducir una especie de estado “marioneta” similar al que se ha observado en los conductores de televisión.  Pero lo que aún no queda claro, ni siquiera dentro del espectro imaginario de los conspiracionistas, es el por qué se estarían dirigiendo los experimentos contra conductores televisivos, aunque hasta ahora la mejor explicación al respecto es que pudiese tratarse de un efecto colateral, no contemplado, que es parte del proceso de experimentación y que sin duda deberían de estar concentrados en afinar.

El caso más reciente de este fenómeno es el de Judith Sheindlin, la conductora del popular programa Judge Judy y una de las más cotizadas del medio (al parecer cobra cerca de $50 millones de dólares al año). Notable por su habilidad retórica, la juez Judy comenzó normalmente su programa y gradualmente su habilidad verbal y motriz fue en caída hasta que emitió una serie de líneas sin sentido y continuó balbuceando durante una grabación en vivo de su show. Posteriormente pidió que se detuviera el programa alegando que se sentía mal y un miembro de su staff llamó a la ambulancia. Tras 24 horas de hospitalización, periodo durante el cual se le realizaron exhaustivos exámenes médicos, la juez de 68 años fue dada de alta sin que los doctores hubiesen podido hallar alguna causa para explicar su súbito delirio.

Pero como mencionamos al principio de este artículo el inusual episodio protagonizado  por Judge Judy (del cual aún no se libera el video de ese show) es solo uno de los cuatro episodios similares que se han registrado con otros conductores. La primera “víctima” fue Serene Branson, una reportera de Los Ángeles para la cadena de noticias CBS, que cubría los últimos Grammy Music Awards, realizados en marzo pasado en Alemania, presentó una cápsula absolutamente incoherente ante la cámara. Luego del incidente Branson declaró: “Mi cabeza estaba definitivamente sufriendo unas pulsaciones y me sentía muy incomoda, y supe que algo no estaba bien. Estaba completamente aterrorizada y confundida”. El doctor que atendió a la reportera afirmó que se había tratado de un caso complejo de migraña cuyos efectos son similares a los de un infarto cerebral.

Otro caso dentro de este grupo de conductores espontáneamente “lobotomizados” es el de Mark Mc Allister, periodista canadiense de la cadena Global Toronto News que mientras cubría la participación de las tropas de su país en la campaña militar contra Libia también presentó un delirante reporte ante la cámara en el cual afirmó algo como: 'more than fifty four 18 fighter jets are spending about as much as 20 and ready to assist 600 hundred, hundred deployed over the an-amount needed'. Curiosamente, al igual que en el caso de Branson, los medicos que lo analizaron le diagnosticaron un extraño caso de migraña.

Esta inusual secuencia conductual de reporteros y anfitriones de shows televisivos comenzó en enero con Sarah Carlson, de una televisora estadounidense, WISC-TV, con sede en Wisconsin. Carlson comenzó muy bien su reporte sobre las reformas en el sistema de salud impulsadas por Barack Obama cuando de pronto comenzó a tener serias dificultades para articular y la cámara debió de apuntar rápidamente a la co-conductora del noticiario. Carlon es la única de los cuatro que cuenta con antecedentes medicos relacionados a convulsiones.

Y como suele suceder en casos misteriosos donde no se perfila ninguna explicación convincente para justificar sincrónicos fenómenos, las teorías de la conspiración emergen como eslabones perdidos de información que buscan rellenar aquellos huecos que ya sea por ignorancia, o por verdaderas agendas ocultas, se dejan vacíos en la narrativa que cuenta, día a día, la historia humana. Y más allá de que sean ciertas o no, por un lado parecen representar lúdicos intentos para completar los fragmentos de la historia que no pueden, o no quieren contarse, y en todo caso me parecen más viables que la simple negación de que un patrón de circunstancias sincronizadas es mera casualidad.

Twitter del autor: @ParadoxeParadis / Lucio Montlune

Con información del DailyMail

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