En un experimento, los participantes bebieron cinco vasos de agua (alrededor de 750 ml) o tomaron apenas pequeños tragos. Luego, después de 40 minutos –el tiempo que toma el agua en llegar a la vejiga- los investigadores evaluaron el autocontrol de los participantes. Por ejemplo se les pidió escoger entre recibir $16 mañana o $30 en 35 días.
Los investigadores encontraron que las personas con vejigas llenas fueron mejores en esperar para un recompensa mayor después. Otros expermientos reforzaron el vínculo; en uno sólo pensar en palabras relacionadas con orinar detonó el mismo efecto.
“Parece que tomamos mejores decisiones con la vejiga llena”, dijo Tuk.
Estos hallazgos podrían tener aplicaciones prácticas, como tomar una botella de agua antes de realizar una compra o una inversion importante o podría ser explotado por las tiendas, facilitando o hasta motivando a los clientes a ir al baño.
Los resultados contradicen el punto de vista teórico de la psicología que sostiene que tener que reprimir el deseo hace que sea más difícil ejercer control sobre algo más. Aunque quizás justamente el hecho de estar ejerciendo ese control, es lo que hace que se propague a nuestras decisiones.